viernes, 14 de marzo de 2008

La explosión de Fernando Torres

Matallanas en su blog MaTA-dor
Fernando Torres ha explotado en el Liverpool. Consiguió aumentar al máximo el caudal del Manzanares, pero se vio obligado a hacer un trasvase al estuario del río Mersey para demostrar y desarrollar su enorme potencial. Le han bastado 8 meses en el club de Anfield Road para demostrar que no era un futbolista sobrevalorado, para dejar claro que lo que hizo en el Atlético de Madrid no fue fruto de la casualidad y para evidenciar que en un equipo competitivo daría su verdadera dimensión como jugador y se colocaría como uno de los mejores delanteros del mundo.

Rafa Benítez apostó fuerte por su fichaje. Había tenido ofertas importantes en los últimos años (lo que le ofrecía el Inter de Milán hace una temporada no lo hubiera rechazado ningún futbolista del mundo, pero él aguantó para conseguir el sueño de jugar la Champions con el Atleti). La llamada de Benítez llegó en el momento justo y Fernando Torres, con un cierto halo de fracaso por no haber logrado los objetivos con el Atlético, aunque habiendo triunfado en el plano individual, decidió volar a Liverpool. Lo cómodo hubiera sido quedarse en su casa, lo sencillo hubiera sido seguir intentando con todas sus fuerzas que el Atlético volviera a ser un grande, pero prefirió apostar y dio el salto al Liverpool.

Fernando siempre siguió la máxima de Unamuno. En los momentos más dulces y más amargos siempre tenía muy presente aquello de que “quien tiene fe en sí mismo, no necesitan que los demás crean en él”. La mayoría de los atléticos le tenían fe ciega, pero en los últimos años le llegaron a silbar en el Calderón. Muchos de los aficionados españoles veían en él un producto de la prensa de Madrid. Y ha sido llegar al Liverpool y, a golpe de golazos, y conseguir la unanimidad de la crítica española y extranjera.

La explosión de Torres es una demostración del empequeñecimiento del Atlético de Madrid. De colchonero, su fulminante carrera se ralentizó porque la responsabilidad y la exigencia para él solo era contraproducente y perjudicial para su desarrollo, que, aún así, fue notable. Fernando se está entrenando como un campeón a las órdenes de Rafa Benítez. También lo hacía en el Atlético, pero los resultados colectivos no llegaban y ya no se valoraban los logros individuales. Sobreexpuesto y responsable de todos los fracasos, bien pagado por ello, sin duda, pero con un peso insoportable para seguir la progresión que debía por ser el símbolo de un equipo en horas bajas.

Han pasado muchas cosas en estos 8 meses. Ferguson quiso reaccionar cuando Benítez ya había cerrado su contratación. Mourinho se arrepiente ahora de no haberle llevado a su Chelsea. Florentino le sigue teniendo en su agenda como uno de los puntales en caso de regresar a la presidencia del Real Madrid (ya intentó su fichaje en dos ocasiones). Luis Aragonés ya no le volverá a sustituir en el minuto 55 sistemáticamente. Miguel Angel Gil le saludó cariñoso en Bolton. Cerezo estuvo frío en ese saludo, como resentido, cuando el que debía estar resentido, que no lo está y no se pierde un partido de su Atleti, era Torres por haberle obligado a irse a buscarse la vida por su nefasta gestión.

A Torres le han bastado 8 meses para cerrar bocas. No era lo que pretendía. Sólo aspiraba a reivindicarse, a hacerse un hueco en la elite, a que se le conociera en el fútbol mundial, porque sus apariciones internacionales se limitaron a los títulos juveniles con España, a una final de la Intertoto y a una espectacular primera fase en el Mundial de Alemania. El momento de hacer balance será a final de temporada, con la Premier y la Champions concluidas y con la Eurocopa disputada. Pero Fernando Torres se consagró en San Siro con ese control sereno, esa media vuelta pausada, y ese derechazo certero y limpio. Con ese gol que siempre ha tenido, desde que jugaba en el Rayo 13 de Fuenlabrada. Esos 26 goles que ha anotado hasta la fecha en el Liverpool son algo natural porque siempre ha tenido gol. En el Atlético jugó muchos partidos queriendo cambiar en cada jugada la gris historia en la que se ha instalado el tercer equipo de España en los últimas dos décadas. Fernando quería hacer un golazo en cada jugado para acelerar la vuelta del Atlético entre los grandes. Se echó a las espaldas los cien años de historia del conjunto colchonero y soportó la presión con naturalidad, pero decidió marcharse y le ha va bien. Está triunfando en el Liverpool. Y esto no ha hecho más que empezar. Y, no se olviden, también es el ‘9’ de España.

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Aguirre y los entrenamientos con Torres


Por Tapadillo
Aguirre cada vez me da más mala espina como entrenador (precisamente, porque da la sensación de que no prepara ni un pimiento al equipo, y se dedica a perder el tiempo en los entrenamientos... ¿cómo es posible que la que hace unos años era una de las defensas más seguras de la Liga, ahora esté hundiendo al equipo? ¿Cómo es posible que Maxi y Luis García rindan tan poco?)

Sin embargo, algo que le felicito es el haber entrenado con Torres los disparos a puerta. Torres empezó a dar síntomas de mejora en la puntería a finales de la temporada pasada: ¿os acordáis del doblete contra el Getafe, y el del Nástic? Eran manos a manos complicados, en los que El Niño solía embarullarse y atolondrarse; sin embargo, los resolvió perfectamente. En Mundo Atleti, explicaron que Aguirre le había organizado sesiones personales para mejorar el tiro a puerta, con todo el equipo técnico que le acompañaba en el Osasuna: tenía que rematar en distintas situaciones (con el balón rebotando, en carrera...), le colocaban señales para mejorar la precisión...

Algo que Bianchi nunca se dignó ni a plantearse, porque decía que "es inútil intentar aprender y mejorar algo con lo que no se ha nacido". Desde luego, los argentinos la tienen tomada con Torres (excepto los compañeros de equipo... todavía no he visto a Mascherano o a Maxi hablar mal de él). Bianchi nunca creyó que tuviera gol: le retrasó a la posición de segundo punta, vio inútil entrenar el tiro a puerta, y cuestionaba continuamente su capacidad goleadora, en unos comentarios que contribuyeron a culpabilizarle de los fiascos de la temporada, y a que la prensa le machacara con más saña. No sé qué cara pondrá ahora, cuando vea que cada semana y media, o cada tres días, se habla de un nuevo gol de Torres. "¡Ché, pibe!, Resulta que esos gashegos mortales se atreven a pareserse a los dioses de la Pampa!". Pero a veces pienso que en esa mala racha de Torres pesó mucho esa falta de confianza. No debe ser nada fácil pasar por un mal momento, y ver que tu entrenador, en lugar de devolverte la confianza y guiarte a la luz, menea la cabeza y te transmite el mensaje de que no espera nada de ti, de que, simplemente, no vales. Demasiadas veces rendimos en función de las expectativas que los demás tienen en nosotros. Vamos, que o el pobre Fernando se aplicaba la frase de Unamuno, o se hundía.

Como dijo mi tío abuelo político, esas cosas se mejoran con entrenamientos y ensayos. ¿Cómo es posible que el pobre Fernando haya tenido que esperar a que Benítez creyera en él, le dedicase tiempo y atención, para entrenar como un campeón y trabajar con detalle todas sus capacidades? El Atleti hubiera rendido mucho mejor estos años; la Liga española sería tan espectacular como la inglesa, si los entrenadores y los jugadores se dedicaran a trabajar duro en los entrenamientos. Luego nos quejamos de que los jugadores que brillan en otras ligas, se apagan aquí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No quiero ser ventajista.. pero yo siempre he pensado que la mejora de Torres sería directamente proporcional a la capacidad del entrenador de enseñarle. Al aleti sólo han venido figurantes (en mi opinión) y la manera de trabajar en españa es una full. En Inglaterra se prepara de verdad a los jugadores y el que tiene capacidad de asimilar, mejora notablemente.

Es increíble ver la diferencia de cómo define ahora los mano a mano con el portero y cómo lo hacía en el aleti.

tgdor_ dijo...

Eso es trabajo, trabajo y mñas trabajo. CHapeau para RAFA!!!

de tapadillo dijo...

Aguirre cada vez me da más mala espina como entrenador (precisamente, porque da la sensación de que no prepara ni un pimiento al equipo, y se dedica a perder el tiempo en los entrenamientos... ¿cómo es posible que la que hace unos años era una de las defensas más seguras de la Liga, ahora esté hundiendo al equipo? ¿Cómo es posible que Maxi y Luis García rindan tan poco?)

Sin embargo, algo que le felicito es el haber entrenado con Torres los disparos a puerta. Torres empezó a dar síntomas de mejora en la puntería a finales de la temporada pasada: ¿os acordáis del doblete contra el Getafe, y el del Nástic? Eran manos a manos complicados, en los que el Niño solía embarullarse y atolondrarse; sin embargo, los resolvió perfectamente. En Mundo Atleti, explicaron que Aguirre le había organizado sesiones personales para mejorar el tiro a puerta, con todo el equipo técnico que le acompañaba en el Osasuna: tenía que rematar en distintas situaciones (con el balón rebotando, en carrera...), le colocaban señales para mejorar la precisión...

Algo que Bianchi nunca se dignó ni a plantearse, porque decía que "es inútil intentar aprender y mejorar algo con lo que no se ha nacido". Desde luego, los argentinos la tienen tomada con Torres (excepto los compañeros de equipo... todavía no he visto a Mascherano o a Maxi hablar mal de él). Bianchi nunca creyó que tuviera gol: le retrasó a la posición de segundo punta, vio inútil entrenar el tiro a puerta, y cuestionaba continuamente su capacidad goleadora, en unos comentarios que contribuyeron a culpabilizarle de los fiascos de la temporada, y a que la prensa le machacara con más saña. No sé qué cara pondrá ahora, cuando vea que cada semana y media, o cada tres días, se habla de un nuevo gol de Torres. "¡Ché, pibe!, Resulta que esos gashegos mortales se atreven a pareserse a los dioses de la Pampa!". Pero a veces pienso que en esa mala racha de Torres pesó mucho esa falta de confianza. No debe ser nada fácil pasar por un mal momento, y ver que tu entrenador, en lugar de devolverte la confianza y guiarte a la luz, menea la cabeza y te transmite el mensaje de que no espera nada de tí, de que, simplemente, no vales. Demasiadas veces rendimos en función de las espectativas que los demás tienen en nosotros. Vamos, que o el pobre Fernando se aplicaba la frase de Unamuno, o se hundía.

Como dijo mi tío abuelo político, esas cosas se mejoran con entrenamientos y ensayos. ¿Cómo es posible que el pobre Fernando haya tenido que esperar a que Benítez creyera en él, le dedicase tiempo y atención, para entrenar como un campeón y trabajar con detalle todas sus capacidades? El Atleti hubiera rendido mucho mejor estos años; la Liga española sería tan espectacular como la inglesa, si los entrenadores y los jugadores se dedicaran a trabajar duro en los entrenamientos. Luego nos quejamos de que los jugadores que brillan en otras ligas, se apagan aquí.