José Manuel Díaz en La Voz de la Premier (extracto)
Manchester United y Chelsea, como en años anteriores, alcanzan el sprint final del campeonato como primeros aspirantes y en mejor estado de forma que los demás. El Arsenal llega con lo justo, aunque con alguna opción que siempre pasaría por ganar el domingo en Old Trafford. Ferguson y Grant disponen de los mejores planteles, repletos de amplitud y calidad. La política de Wenger y sus jefes no va por el mismo camino, pero los gunners están ahí. Intentando escapar del cepo de Benítez. El Liverpool va de otro rollo, clásico y científico a la vez, con menos presupuesto, consciente de su límite en la Premier, de que la Champions es lo suyo. La jugada de Rafa no iba tan mal tirada. Los suyos llegan bien al tramo decisivo. Los empates han sido otra vez el problema, el pírrico rendimiento en Anfield, donde paradójicamente Torres ha hecho casi todos sus goles y de donde se han escapado más puntos que nunca ¿Y eso? Más descompensación que desequilibrio. Más robotización que talento. Y banquillo corto, claro. Nani, Tévez, Giggs, Saha, Anderson suelen ser suplentes. El United rota y no se nota. Si Fábregas, Hleb, Rosicky y Flamini no se asocian, la historia es otra. Por su parte, el Chelsea ha resurgido de las cenizas a base de orgullo, calidad, actitud y resultados. Las crisis y las lesiones se han cebado en Stamford Bridge, pero el espíritu de grupo y la amplitud de la plantilla han propulsado su candidatura al título. Profundidad de banquillo, que se dice. Lo de siempre, presupuesto y correcta utilización del mismo. Una relación de la que el Getafe saldría campeón.
Los reds han empezado a soñar. Ya con el título fuera de su alcance, llegó el cambio de posición de Gerrard y, por ende, los goles de Torres. Las rotaciones, bendecidas públicamente hasta por Carragher, y ese cambio de dibujo deben hacer, o eso parece, más competitivo al Liverpool, tan capaz de empatar dos veces seguidas en el Emirates como de hacer bueno el gol de Kuyt en Londres con un empate a cero en casa. El profesor Benítez sería feliz. Además de los empates, la lesión de Agger ha hecho mucho daño. La defensa se ha tambaleado demasiado en el juego aéreo, muchos goles en el debe. Incluso con Skrtel, único refuerzo de invierno en plena crisis del coach con los americanos. Quizás las cuentas habrían salido sin tantos fallos atrás y estaríamos hablando de otra cosa. Ahora sólo falta saber, a expensas de la Champions, si el próximo proyecto Premier admite un socio de primer nivel para Gerrard y Torres. Para que este Liverpool no sea considerado tan defensivo ni tampoco pierda su ambición. (...)
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