jueves, 12 de junio de 2008

Fernando Torres y Luis hablaron ...

... en el vestuario


Fernando Torres: "Nunca le haría un mal gesto a mi entrenador"

Fernando Torres contestó a las cuestiones sobre su relación con Luis Aragonés: "No hay ningún lío. He hablado con el entrenador y no ha habido ningún problema. Es un cambio más. Me parece lamentable que se le esté dando importancia a estos temas cuando España viene de ganar 4-1".

"Los códigos del vestuario que me enseñó Luis Aragonés cuando yo tenía 16 años son lo que tienen que servir para todo esto. Las cosas que se hablan en el vestuario se quedan en el vestuario y las cosas del equipo son del equipo", indicó Fernando Torres ante las cámaras de Telecinco.

Fernando quiso quitar hierro al asunto diciendo que "yo nunca le haría un mal gesto a mi entrenador. Todos los jugadores estamos a muerte con Luis y Luis con nosotros".

Sobre la pregunta de quién es su favorito para conseguir el pichichi, Torres señaló que "ojalá sea Villa. Lo importante es que España gane y en este momento David ya lleva tres goles y mucha ventaja. Ojalá podamos hacerle máximo goleador".

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Juanito regaña a Torres

EFE
Juan Gutiérrez "Juanito", compañero de la selección española de Fernando Torres, también le dio un tirón de orejas en su rueda de prensa, sumándose a la opinión de Luis Aragonés, por el enfado del ''niño'' cuando fue sustituido ante Rusia. Juanito se alineó con Luis Aragonés y recomendó a Torres que los enfados "los tenga consigo mismo", pero que no altere el buen ambiente que se respira en la concentración. "Cuando un jugador siente que puede dar más en el campo y es sustituido es normal que se enfade, pero como dice el mister si lo quiere tener que lo tenga consigo mismo y no haga el gesto de cara a todos", reprendió.

"Es un pequeño detalle que no va a volver ocurrir porque Fernando es un gran jugador para nosotros que pienso puede hacer un gran campeonato aquí. Lo importante es que estemos todos comprometidos con la causa después de un arranque tan bueno", ha añadido.

Joan Capdevila por su parte ha intentado quitar importancia a la anécdota, confiado de que Torres no volverá a realizar un gesto similar, cuando no dio la mano al seleccionador y tiró al suelo la chaqueta del chándal. "Para qué vamos a estropear el buen rollo por un pequeño detalle. Esto es fútbol y pasan estas cosas cuando todos quieren participar y dar el máximo". "Hay que pensar en el próximo partido y no pensar si uno se enfada o no por un cambio. No hay que mirar lo malo sino lo positivo y ser optimista. Son detalles que hay que olvidar cuanto antes. Si miramos estos pequeños detalles, mal vamos", ha opinado.

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REPORTAJE: EUROCOPA 2008 - El mejor debut de España
Primer aviso de Luis
El técnico afirma que la airada reacción de Torres al ser sustituido tendrá consecuencias y el ariete dice que se enfadó consigo mismo


Diego Torres en El País
A Fernando Torres le tiene mosca Luis Aragonés y Luis Aragonés no hace nada por aliviar la picante desazón del jugador. El delantero del Liverpool y el técnico acumulan suspicacias recíprocas desde 2001. Gota a gota, la tensión empezó a revelarse el año que el Atlético ascendió a Primera. Ayer, en el apacible valle de Neustift, donde todo parece insignificante a los pies del macizo de Stubai, el seleccionador español alimentó la inquietud del futbolista cuando avisó de que su reacción, visiblemente airada, al ser sustituido en el minuto 53 del partido contra Rusia sería respondida con un golpe de autoridad. La advertencia fue tan breve como oscura: "Puedo asegurar que las cosas no se quedarán así".

Luis lanzó un pequeño dardo volandero a sabiendas de que su destinatario acusaría el recibo. Lo hizo provocado por el grupo de periodistas que acompañan al equipo, que saben por experiencia que el seleccionador es vulnerable a ciertas tentaciones de la vanidad. Cada vez que le sugieren que su liderazgo se resquebraja, el hombre es incapaz de reprimirse. Con 69 años, salta a escena y se convierte en el protagonista. Necesita reafirmarse en público, haya o no haya motivos para pensar en amenazas.

Hasta ayer no se sabía si el enfado de Torres era el síntoma de un problema. Más bien parecía un incidente rutinario. Desde ayer se puede sospechar que el conflicto existe. "Ésas son cosas internas", dijo el técnico cuando le preguntaron si había hablado con el jugador; "pero puedo asegurar que las cosas no se quedarán así. No se dejarán pasar".

"Vamos a ver", dijo Luis cuando le pidieron menos esoterismo y más claridad; "comprendo y entiendo que el jugador se enfade. Estoy con Torres. Yo he sido jugador y me he enfadado. Pero la corrección... Yo, primero, como jugador, me debo enfadar conmigo mismo. Debo ser coherente. Lo importante es que los que no juegan se tienen que cabrear. Ahora, ese cabreo debe ser consigo mismo".

El seleccionador dejó claro que los gestos de Torres al ser sustituido por Cesc no le gustaron nada. El mensaje hará diana. Los goleadores son la especie más sensible del fútbol. Sus membranas perciben todas las señales que emite el pequeño universo que habitan.

A sus 24 años, Torres sabe que Luis, quizá para motivarle, nunca le demostró su plena confianza. Siempre anduvo subrayando en público sus deficiencias técnicas: que si golpeaba mal, que si controlaba peor... Torres también apunta un dato que irrita a los goleadores: las sustituciones. De los 41 partidos que ha jugado con Luis en la selección sólo ha terminado 11. Y marcó en diez de esos 11. Torres cree que el dato demuestra dos cosas: primero, que siempre que han apostado por él ha respondido; segundo, que necesita 90 minutos para producir. Está convencido, como todos los delanteros, que los minutos son una muestra de confianza.

En el cuerpo técnico de la selección consideran que Torres se equivoca al ventilar su egoísmo. Dicen que esto podría afectar a la unidad del grupo y recuerdan, salvando las distancias, el precedente fatal de Raúl durante el Mundial de Alemania. También exhiben la estadística de Villa. El contraste es llamativo: desde septiembre de 2006, cuando empezó la fase de clasificación para la Eurocopa, Villa ha marcado 12 goles. Torres se ha quedado en dos durante el mismo periodo. La sequía del delantero español con mayor prestigio internacional refleja un hecho. La selección no ha proporcionado a Torres las condiciones que encuentra en el Liverpool, en el que ha marcado 33 goles en 44 partidos esta temporada. La cifra es relevante.

Tal vez demasiado para Luis, que siempre sospechó de los jugadores carismáticos. "Me enfadé al principio", dijo Torres sobre su sustitución tras el partido; "pero me enfadé conmigo mismo. Siempre se puede mejorar". No parecían las palabras de un resentido ni de un jugador deseoso de desafiar al entrenador. Todo resultaba corriente. Hasta ayer. A partir de ahora, la unidad de la selección y su éxito en la Eurocopa dependerán también de la gestión que hagan de su orgullo el entrenador y el jugador. En sus manos está salvar un obstáculo que puede ser tan inocuo como definitivo.

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Luis no quiere caras largas
Reunión con la plantilla para exigir 'humildad' y 'espíritu de grupo'


CARLOS E. CARBAJOSA en El Mundo
Un enfado también es como una caja de bombones, porque nunca sabes lo que te puede tocar. En el caso del enfado entre Luis Aragonés y Fernando Torres a los dos les toca aguantar el volumen con el que la prensa desplazada hasta Neustift quiera trasladarlo hasta la opinón pública. El día después del contundente triunfo sobre Rusia se convirtió sin esperarlo en la víspera de un apretón de manos o un abrazo entre el seleccionador y el delantero.

Se lo darán hoy o mañana; tal vez, pasado mañana; siempre antes del segundo partido, el del sábado frente a Suecia, que podría dejar aclarada la clasificación de España para los cuartos de final de una Eurocopa en la que los tres goles de David Villa se han convertido en el titular más grande de todos, repetido hasta la saciedad en todos los medios hablados, escritos y traducidos.

Para los españoles tocaba hablar de Villa, pero se coló por la derecha un desencuentro que ha descolocado al personal. El seleccionador lo destapó ayer, y lo hizo con toda la intención. Pese a las buenas vibraciones por el resultado en el estreno, quiso dejar clara su postura ante el enfado de Torres en el momento (y sólo en el momento) en que fue sustituido por Cesc Fábregas (minuto 54). Y la postura de Luis no es otra que ésta: no quiere ni una cara larga más, que ya tuvo las que soportó hace dos años en el Mundial de Alemania.

En el verano de 2006, el seleccionador las tuvo tiesas con Raúl, Míchel Salgado y Santiago Cañizares, y así le fue, que cuando llegaba al hotel de concentración de Kamen después de la jornada estaba que echaba chispas. Ahora, la única chispa que Luis quiere es la que le dé su amigo Jesús Paredes cuando le pida fuego para fumarse un cigarrillo. Las demás le sobran.

Está convencido de que sólo a través del buen rollo y de la cohesión un equipo de estupendos jugadores como el que maneja tendrá opciones de darle una bofetada a la historia del fútbol patrio. "Podemos perder haciendo las cosas más o menos bien, pero es seguro que no podemos ganar si las hacemos mal", es una de sus máximas.

"Hay cosas que suceden y que no voy a dejar que se queden así", contestó Luis cuando le tiraron de la lengua para que comentara cómo estaba manejando el incidente, si es que se puede llamar así, que protagonizó Torres cuando dejó paso a Fábregas al poco de comenzar la segunda parte, ya con 2-0 en el marcador y después de haber firmado una buena actuación durante la que, precisamente, mostró como pocas veces antes su compañerismo y su visión de equipo (su pase a Villa en el 1-0 y sus constantes movimientos sin balón).

¿Su gesto al ser sustituido? Pues la verdad es que no fue precisamente el egipcio Mido en la Copa de Africa de 2006, que casi apuñala a su seleccionador (aquello le costó su expulsión del equipo). El bueno de Torres apenas tiró al suelo la chaqueta del chándal que le dio un utillero junto al banquillo. Luego fue lo de Villa, que se fue a celebrar con él su tercer gol, y quedó pues eso, como el abrazo al castigado Torres.

"No lo hice por nada de eso, sino porque mientras estuvo en el campo había sido muy generoso conmigo", cortó en seco ayer el delantero asturiano. Luis, animal futbolístico por antonomasia, no se tira de los pelos: "Es que yo también me enfadaba mucho cuando me quitaban del campo... Es que yo no quiero a un jugador que asuma que es suplente o que se tiene que ir al banquillo. Si eso pasa, le diría que se fuera". El caso Torres debe morir aquí porque la confianza del seleccionador en él no ha variado un ápice. Es máxima. Como siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tan bien jugamos y somos tan buenos y sin problemas que nos los tenemos que crear, los problemas digo.
Sigamos dandole vueltas a esta gil-pollez Suecia nos va a pasar por encima y nosotros aqui discutiendo el sexo de los angeles
POR FAVOR DEJAD ESTE TEMA YAAAA

Anónimo dijo...

@ Red

Ultima Hora el proximo dia 8 de agosto en Anfield partido de pretemporada Liverpool & AT.Madrid........¿como se te a quedado el cuerpo?

JAMES