
Luis quería que se oyese su reproche
Por Miguélez en Público
Primer incendio. Inesperado, además. España gana, golea, convence. La sala de prensa española espera discursos tiernos y acaramelados. Si no eufóricos, casi. La línea marcada es de prudencia, ya se sabe, pero hay motivos para la algarabía. Y, sin embargo, el ambiente es de guerra civil. Luis Aragonés deja caer cierta tensión. Nada es casual en la declaración del técnico. No se le escapa. Podría haberse camuflado al abrigo de la goleada, pero quiere que se oiga su reproche. Dentro y fuera de la selección. A Luis no le gustó la cara de Torres tras su cambio. Que pasara a su lado y le rechazara una carantoña. Que tirara el chándal al suelo. El seleccionador no quiere rabietas ni escenificaciones raras. Acepta el enfado sano del que no juega, pero no soporta los numeritos. Tiene el Mundial de Alemania demasiado presente. Raúl le ha vuelto a la memoria. Las poses victimistas en cuanto sospechó que se quedaba fuera de la alineación. La celebración excluyente de su gol decisivo ante Túnez con Cañizares y Míchel Salgado, los otros ofendidos. El cáncer que Luis diagnosticó como decisivo para la defunción de entonces. Y ahora, nada más salir, Torres pone caritas porque se va a la ducha antes de lo que le gustaría. No lo soporta. Le suena a Raúl. No está dispuesto a tolerarlo. Es un aviso. La unión es lo capital. No la cree perdida. Pero le parece un buen momento para hacerse recordar. Y mejor en la victoria. Fernando Torres no entra al trapo. Sabe que exageró en sus muecas tras la sustitución, pero también que no llevaban carga demasiado venenosa. Luis lo sabe. ‘El Niño’ es de los suyos. Como Sergio Ramos, por mucho que a este paso logre sentarle en el diván de un psiquiatra. Durante una semana, Luis se ha tirado cortándole las alas al madridista. Criticando sus subidas, prohibiéndoselas. El futbolista juega con la orden en la cabeza y anda perdido. Bloqueado. Ayer, Luis le remató: “Quizás Ramos subió poco”.
Torres: "El fútbol no son 200 toques, es plantarse en tres"
Por Miguélez en Público
Las bodas de oro con la selección le dejaron una sensación agridulce. El papel decisivo y generoso en el primer gol y el tirón de orejas tras su enfado por ser sustituido.
¿Es mala señal empezar con goleada como el Mundial?
Es buena. Pero hay que aprender. Disfrutar un rato y olvidarse, pensar ya en Suecia. Esto se da la vuelta en un día. La clave es mantener el mismo nivel. Y recordar el Mundial y que ante algunas selecciones no caben los errores. Lo importante son los cruces. Los partidos de grupo no valen mucho.
¿Cuándo les contó Luis el cambio de planes, de la iniciativa al contragolpe?
Se dio en el partido. Rusia nos podía hacer daño con balones largos si la apretábamos muy arriba y decidimos juntarnos más atrás. Seguro que habían planteado otro partido, pero se encontraron con que les dejamos sacar la pelota y no supieron cómo jugarnos. Sus pérdidas fueron las que permitieron los contraataques.
Para su estilo de juego, bastante mejor.
Yo creo que para el de la selección. Tenemos jugadores para jugar así. Se ha visto que podemos ser mucho más peligrosos. Buenos lanzadores, buena presión en el medio del campo y gente muy rápida arriba.
Pero no todos los días se tiene enfrente a Kolodin.
No se sabe si lo de ayer fue por vulnerable o porque están acostumbrados a defender muy atrás. Se fueron muy arriba y perdieron el sitio. Supimos dónde hacerles daño. No supieron hablarse en el campo para darse cuenta de que se equivocaban, de que se iban muy arriba, dejaban muchos espacios y así iban a sufrir.
Y sin tarjetas. No es normal.
El árbitro pudo enseñar alguna. Las evitó y eso es bueno. Lo malo es que se piten tantas faltas, porque al final parecía un partido de baloncesto.
Y, enseguida, al banquillo. ¿Teme ser otra vez con Luis el primer cambio?
No lo sé. Es una pregunta para el entrenador. Yo juego para ganar, para hacer goles y para estar los máximos minutos posibles. No es una decisión mía. Intentaré jugar mejor para que no me toque más.
A Luis no le gustaron sus malos modos en el cambio. Dice que se enfade, pero de otra forma.
No sé por qué lo dice.
¿No le ha echado la bronca?
No me ha dicho nada. Si tiene que decirme algo, que me lo diga. Supongo que me lo dirá.
Fíjese si notaron su cabreo que hasta Villa le dedicó el tercer gol.
No. A veces las cosas no salen como quieres o te vas sin marcar... Pero entre los delanteros sabemos el trabajo que se hace; aunque no estés en la cabeza de nadie, sabemos la importancia del compañero. Me ha pasado también ver a compañeros que se han desgastado para que yo haga los goles y después nadie habla de ellos. Y también le he ido a dedicar los goles. Son detalles que hablan de la calidad de Villa.
La verdad es que le dio un pase impropio de un 9.
¿Por qué?
Porque son egoístas natos.
Depende. Hay que decidir en una décima de segundo. A veces tienes la portería tan en la cabeza que ni siquiera miras alrededor. Nos pasa a todos. El delantero, por regla general, siempre busca la portería.
¿Villa le habría pasado?
Si me ve, seguro que sí. Siempre nos hemos entendido bien. Nos buscamos. Hay que aprovechar esa compenetración para los siguientes partidos.
Con cinco centrocampistas, no habría llegado ese gol.
Quizás no. Nunca se sabe. Lo mismo el que juega detrás del punta llega igual. Con dos puntas, ganamos cosas y con cinco medios, otras. Depende del momento del partido. Hay que saber elegir bien.
¿Tanto nota la diferencia con el Liverpool?
Las diferencias son todas. El Liverpool es un equipo muy trabajado, siempre juega al contraataque, tiene los puestos muy definidos: gente de banda y todo el juego en torno a Gerrard. Aquí todo gira alrededor de la selección. Hay mucha gente importante, mucha por dentro, nadie específico de banda, mucho toque, se tiene el balón. Eso, a veces, nos quita espacio. Ayer, no y se notó. La diferencia esencial, es que en Anfield se sabe exactamente qué hacer siempre.
¿Le desespera tan poca participación?
No, es asumir el rol que te toca. A mí me tocó abrir espacios, caer a banda para desahogar el juego, participar. Y otro día, no tengo una ocasión o ni siquiera toco el balón. El riesgo es que te exigen lo mismo en un sitio que es diferente. Aquí piso mucho menos el área, pero me siguen pidiendo los mismo goles que en el Liverpool. Yo también me los exijo, pero sé que hago otras cosas.
Gerrard le pasa siempre. Aquí se desmarca y no le pasan. ¿Qué sucede?
Es lo que digo. Estás todo el año en un equipo y se mejora la conexión con los demás. Supongo que será cuestión de tiempo.
¿Hay ganas de ganar, ansiedad de ganar u obligación de ganar?
Ahora hay ganas que se convertirán en ansiedad a medida que pase la competición. Ansiedad de todo. De jugadores, del ambiente… Cuando lleguemos a cuartos, ese partido maldito, todo se convertirá en ansiedad. Esperemos que no, pero ya lo he vivido. Sabemos que es nuestro partido clave y nos afecta.
Y eso se vence con la cabeza.
Sí, totalmente. Estar convencidos y tener los pies en el suelo. Muchas veces llegas… Por ejemplo, en el Mundial, llegamos con tanto convencimiento de que íbamos a ganar, con tanta seguridad en nosotros, que se convirtió en relajación. Es quizás lo que nos pasó con el gol que encajamos ayer. El partido parece terminado, el equipo se relaja y te meten un gol en un córner. Eso es lo que tenemos que aprender.
¿Pensó que le iba a tocar llevar el carro de Raúl?
El peso de los equipos no tiene que caer sobre un jugador. Es un error. El jugador se lo puede ganar, como Raúl en su día, pero a la larga acabas estando solo.
Hacia ese viaje va Xavi. Cada vez se le señala más como el jefe indiscutible.
Será cuestión de gustos. Xavi lleva mucho tiempo en la selección, se ha hecho un sitio y parece que es intocable. Esas cosas pasan con el tiempo, no las decide nadie. Es un jugador clave, parece que nadie le discute. Los entrenadores, sean quienes sean, le mantienen y él se lo ha ganado.
¿Es bueno que tras lo de ayer se dispare la ilusión?
La ilusión, sí, pero no la euforia. Antes de la Eurocopa, escuchamos que nos quedaríamos en cuartos, que ganaríamos… Escuchamos tantas cosas que al final igual llegamos a la conclusión de que ni nosotros mismos sabemos de lo que somos capaces. Igual lo que nos hace falta es no creernos que podemos para poder. Esa euforia nos invade tanto que estamos seguros de que somos mejores que nadie y al final no lo somos. Quizás hay que cambiar el discurso.
Xabi Alonso dice que hay que acabar con el ‘gilitoque’.
Lo que se ha demostrado, en la Champions sobre todo, es que el fútbol es otro. Se vio ayer, no necesitamos 200 toques para llegar a portería. En tres toques nos plantamos. Es el fútbol de hoy. Así ganan los equipos y así durante unos cuantos años.
Pero eso es una declaración de intenciones contra el modelo de esta selección.
No, la selección impone el estilo que le conviene en cada partido. A veces hay que tener la pelota siempre. Pero partidos como el de ayer demuestran que la selección puede tocar la pelota, tenerla por fases, pero matando cuando tiene que matar. Lo importante es que el equipo sepa leer cada fase del juego.
No hay ningún atlético en la selección.
Hay uno.
Bueno, claro, Luis Aragonés.
Entonces, hay dos.

Primer incendio. Inesperado, además. España gana, golea, convence. La sala de prensa española espera discursos tiernos y acaramelados. Si no eufóricos, casi. La línea marcada es de prudencia, ya se sabe, pero hay motivos para la algarabía. Y, sin embargo, el ambiente es de guerra civil. Luis Aragonés deja caer cierta tensión. Nada es casual en la declaración del técnico. No se le escapa. Podría haberse camuflado al abrigo de la goleada, pero quiere que se oiga su reproche. Dentro y fuera de la selección. A Luis no le gustó la cara de Torres tras su cambio. Que pasara a su lado y le rechazara una carantoña. Que tirara el chándal al suelo. El seleccionador no quiere rabietas ni escenificaciones raras. Acepta el enfado sano del que no juega, pero no soporta los numeritos. Tiene el Mundial de Alemania demasiado presente. Raúl le ha vuelto a la memoria. Las poses victimistas en cuanto sospechó que se quedaba fuera de la alineación. La celebración excluyente de su gol decisivo ante Túnez con Cañizares y Míchel Salgado, los otros ofendidos. El cáncer que Luis diagnosticó como decisivo para la defunción de entonces. Y ahora, nada más salir, Torres pone caritas porque se va a la ducha antes de lo que le gustaría. No lo soporta. Le suena a Raúl. No está dispuesto a tolerarlo. Es un aviso. La unión es lo capital. No la cree perdida. Pero le parece un buen momento para hacerse recordar. Y mejor en la victoria. Fernando Torres no entra al trapo. Sabe que exageró en sus muecas tras la sustitución, pero también que no llevaban carga demasiado venenosa. Luis lo sabe. ‘El Niño’ es de los suyos. Como Sergio Ramos, por mucho que a este paso logre sentarle en el diván de un psiquiatra. Durante una semana, Luis se ha tirado cortándole las alas al madridista. Criticando sus subidas, prohibiéndoselas. El futbolista juega con la orden en la cabeza y anda perdido. Bloqueado. Ayer, Luis le remató: “Quizás Ramos subió poco”.
Torres: "El fútbol no son 200 toques, es plantarse en tres"
Por Miguélez en Público
Las bodas de oro con la selección le dejaron una sensación agridulce. El papel decisivo y generoso en el primer gol y el tirón de orejas tras su enfado por ser sustituido.
¿Es mala señal empezar con goleada como el Mundial?
Es buena. Pero hay que aprender. Disfrutar un rato y olvidarse, pensar ya en Suecia. Esto se da la vuelta en un día. La clave es mantener el mismo nivel. Y recordar el Mundial y que ante algunas selecciones no caben los errores. Lo importante son los cruces. Los partidos de grupo no valen mucho.
¿Cuándo les contó Luis el cambio de planes, de la iniciativa al contragolpe?
Se dio en el partido. Rusia nos podía hacer daño con balones largos si la apretábamos muy arriba y decidimos juntarnos más atrás. Seguro que habían planteado otro partido, pero se encontraron con que les dejamos sacar la pelota y no supieron cómo jugarnos. Sus pérdidas fueron las que permitieron los contraataques.
Para su estilo de juego, bastante mejor.
Yo creo que para el de la selección. Tenemos jugadores para jugar así. Se ha visto que podemos ser mucho más peligrosos. Buenos lanzadores, buena presión en el medio del campo y gente muy rápida arriba.
Pero no todos los días se tiene enfrente a Kolodin.
No se sabe si lo de ayer fue por vulnerable o porque están acostumbrados a defender muy atrás. Se fueron muy arriba y perdieron el sitio. Supimos dónde hacerles daño. No supieron hablarse en el campo para darse cuenta de que se equivocaban, de que se iban muy arriba, dejaban muchos espacios y así iban a sufrir.
Y sin tarjetas. No es normal.
El árbitro pudo enseñar alguna. Las evitó y eso es bueno. Lo malo es que se piten tantas faltas, porque al final parecía un partido de baloncesto.
Y, enseguida, al banquillo. ¿Teme ser otra vez con Luis el primer cambio?
No lo sé. Es una pregunta para el entrenador. Yo juego para ganar, para hacer goles y para estar los máximos minutos posibles. No es una decisión mía. Intentaré jugar mejor para que no me toque más.
A Luis no le gustaron sus malos modos en el cambio. Dice que se enfade, pero de otra forma.
No sé por qué lo dice.
¿No le ha echado la bronca?
No me ha dicho nada. Si tiene que decirme algo, que me lo diga. Supongo que me lo dirá.
Fíjese si notaron su cabreo que hasta Villa le dedicó el tercer gol.
No. A veces las cosas no salen como quieres o te vas sin marcar... Pero entre los delanteros sabemos el trabajo que se hace; aunque no estés en la cabeza de nadie, sabemos la importancia del compañero. Me ha pasado también ver a compañeros que se han desgastado para que yo haga los goles y después nadie habla de ellos. Y también le he ido a dedicar los goles. Son detalles que hablan de la calidad de Villa.
La verdad es que le dio un pase impropio de un 9.
¿Por qué?
Porque son egoístas natos.
Depende. Hay que decidir en una décima de segundo. A veces tienes la portería tan en la cabeza que ni siquiera miras alrededor. Nos pasa a todos. El delantero, por regla general, siempre busca la portería.
¿Villa le habría pasado?
Si me ve, seguro que sí. Siempre nos hemos entendido bien. Nos buscamos. Hay que aprovechar esa compenetración para los siguientes partidos.
Con cinco centrocampistas, no habría llegado ese gol.
Quizás no. Nunca se sabe. Lo mismo el que juega detrás del punta llega igual. Con dos puntas, ganamos cosas y con cinco medios, otras. Depende del momento del partido. Hay que saber elegir bien.
¿Tanto nota la diferencia con el Liverpool?
Las diferencias son todas. El Liverpool es un equipo muy trabajado, siempre juega al contraataque, tiene los puestos muy definidos: gente de banda y todo el juego en torno a Gerrard. Aquí todo gira alrededor de la selección. Hay mucha gente importante, mucha por dentro, nadie específico de banda, mucho toque, se tiene el balón. Eso, a veces, nos quita espacio. Ayer, no y se notó. La diferencia esencial, es que en Anfield se sabe exactamente qué hacer siempre.
¿Le desespera tan poca participación?
No, es asumir el rol que te toca. A mí me tocó abrir espacios, caer a banda para desahogar el juego, participar. Y otro día, no tengo una ocasión o ni siquiera toco el balón. El riesgo es que te exigen lo mismo en un sitio que es diferente. Aquí piso mucho menos el área, pero me siguen pidiendo los mismo goles que en el Liverpool. Yo también me los exijo, pero sé que hago otras cosas.
Gerrard le pasa siempre. Aquí se desmarca y no le pasan. ¿Qué sucede?
Es lo que digo. Estás todo el año en un equipo y se mejora la conexión con los demás. Supongo que será cuestión de tiempo.
¿Hay ganas de ganar, ansiedad de ganar u obligación de ganar?
Ahora hay ganas que se convertirán en ansiedad a medida que pase la competición. Ansiedad de todo. De jugadores, del ambiente… Cuando lleguemos a cuartos, ese partido maldito, todo se convertirá en ansiedad. Esperemos que no, pero ya lo he vivido. Sabemos que es nuestro partido clave y nos afecta.
Y eso se vence con la cabeza.
Sí, totalmente. Estar convencidos y tener los pies en el suelo. Muchas veces llegas… Por ejemplo, en el Mundial, llegamos con tanto convencimiento de que íbamos a ganar, con tanta seguridad en nosotros, que se convirtió en relajación. Es quizás lo que nos pasó con el gol que encajamos ayer. El partido parece terminado, el equipo se relaja y te meten un gol en un córner. Eso es lo que tenemos que aprender.
¿Pensó que le iba a tocar llevar el carro de Raúl?
El peso de los equipos no tiene que caer sobre un jugador. Es un error. El jugador se lo puede ganar, como Raúl en su día, pero a la larga acabas estando solo.
Hacia ese viaje va Xavi. Cada vez se le señala más como el jefe indiscutible.
Será cuestión de gustos. Xavi lleva mucho tiempo en la selección, se ha hecho un sitio y parece que es intocable. Esas cosas pasan con el tiempo, no las decide nadie. Es un jugador clave, parece que nadie le discute. Los entrenadores, sean quienes sean, le mantienen y él se lo ha ganado.
¿Es bueno que tras lo de ayer se dispare la ilusión?
La ilusión, sí, pero no la euforia. Antes de la Eurocopa, escuchamos que nos quedaríamos en cuartos, que ganaríamos… Escuchamos tantas cosas que al final igual llegamos a la conclusión de que ni nosotros mismos sabemos de lo que somos capaces. Igual lo que nos hace falta es no creernos que podemos para poder. Esa euforia nos invade tanto que estamos seguros de que somos mejores que nadie y al final no lo somos. Quizás hay que cambiar el discurso.
Xabi Alonso dice que hay que acabar con el ‘gilitoque’.
Lo que se ha demostrado, en la Champions sobre todo, es que el fútbol es otro. Se vio ayer, no necesitamos 200 toques para llegar a portería. En tres toques nos plantamos. Es el fútbol de hoy. Así ganan los equipos y así durante unos cuantos años.
Pero eso es una declaración de intenciones contra el modelo de esta selección.
No, la selección impone el estilo que le conviene en cada partido. A veces hay que tener la pelota siempre. Pero partidos como el de ayer demuestran que la selección puede tocar la pelota, tenerla por fases, pero matando cuando tiene que matar. Lo importante es que el equipo sepa leer cada fase del juego.
No hay ningún atlético en la selección.
Hay uno.
Bueno, claro, Luis Aragonés.
Entonces, hay dos.
10 comentarios:
Aragonés fue atlético desde que nació?
qué razón tiene Alonso con lo del gilitoque...
Que bueno lo último de la entrevista... hay 2 atléticos... siempre atleti!!!
what does "gilitoque" mean?
gilitoque: Play with a lot of passes without sense. Stay in your side of the pitch and don´t attack.
thanks mate.
Que grande torres, el final para enmarcar
No hay ningún atlético en la selección.
Hay uno.(Torres)
Bueno, claro, Luis Aragonés.
Entonces, hay dos.(Torres)
LOS PELOS COMO ESCARPIAS!!!!
VAYA CRACK!!!!!! SIEMPRE ATLETI!!
Muy bueno el final...
A Juanito Fuck Off, Torres tiene toda la razon del mundo, Luis siempre le a echo la vida imposible.
JAMES
Los de Público se han tomado en serio lo de los pases, e intentan sacar más polémica:
http://www.publico.es/deportes/125866
Es verdad que desde siempre hemos notado que Torres recibe muy poquito; pero sugerir una conspiración... Iniesta es compañero suyo desde la sub 16, siempre se han llevado muy bien, y tampoco le pasa mucho.
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