jueves, 22 de enero de 2009

El Liverpool podría perder a Benítez y a sus estrellas


Noticia As.com

Pinta feo lo de Benítez y el Liverpool. De ahí a decir que el español está a punto de dejar el club hay un mundo. Pero nadie puede negar que las diferencias entre el club y su mánager son tan amplias que es difícil ver una salida al conflicto. Las negociaciones están congeladas y no se sabe cuándo se reanudarán. Hay gente en el club que querría que las cosas siguieran así y forzar la salida del entrenador. Si eso pasara, el Liverpool podría quedarse sin seis de sus estrellas.

Jugadores clave en el equipo como Gerrard han mostrado su respaldo absoluto a las últimas actuaciones de Benítez (su ataque a Alex Ferguson, sus quejas por la lentitud con la que se está tratando el futuro de Agger, el mejor central del Liverpool). Los medios ingleses, que prefiere un análisis más superficial, han empezado una liga nueva desde la ya famosa rueda de prensa anti-Ferguson: dos empates del Liverpool por dos victorias del Manchester.

La raíz del problema es que Benítez querría que el club pusiera en su contrato una serie de responsabilidades que se equiparen con las de Ferguson o Wenger, pero en realidad lo que está pidiendo es confianza. Y el club no se la está dando: decide a sus espaldas alguna venta o la cantidad presupuestada para fichajes y existe una evidente falta de comunicación entre el español y el director ejecutivo, Rick Parry.

Torres: "Si él se va, se irán seis más del club"

Ayer, en el Daily Mail, el periodista Martin Samuel desveló un pequeño secreto: Fernando Torres le había contado que si Rafa Benítez se va, al menos seis jugadores van a replantearse su futuro. Todos ellos titulares, según el secreto a voces que corre por Liverpool: Agger, Reina, Kuyt, Mascherano, Arbeloa y el propio Torres. En todo caso, todos ellos mejores jugadores desde que pasaron por las manos del preparador español y que no aceptarían de buen gusto la marcha del hombre que les trajo al club. Benítez, para bien o para mal, ha cambiado al club de arriba abajo, pero los dueños no parecen dispuestos a seguir avanzando.

9 comentarios:

tgdor_ dijo...

Yo estoy con Torres. No me fastidies... lo que ha hecho Rafa por el Pool no lo haría nadie a día de hoy. Con lo complicado que es encontrar a un entrenador bueno... y no lo saben valorar. El Liverpool no se merece a esos propietarios que no saben de fútbol.
Menos mal que aunque no lo parezca, yo sigo creyendo que Anfield tiene la palabra.

Luis JFT96 dijo...

Y si encima lo dice Guillem tiene visos de veracidad, será que queremos volver al anonimato como club de fútbol.

Modo futuro no muy lejano: On.

-¿Liverpool F.C.?
-Si, un club de fútbol de esos que luchan todo el año por entrar en UEFA, o Europa Cup o como carajo se vaya a llamar.
-Ah si!, esos que hubo un tiempo que fueron el terror de Europa, ya me acuerdo, !que tiempos aquellos!.

Anónimo dijo...

Desgraciadamente, Anfield no tiene la palabra. Debería de tenerla, sería de justicia. Pero es tarde. Ya dije que me parecía el principio del fin. Y me reafirmo. Están obligando a Rafa a irse y empieza a no tener marcha atrás. Ojalá me equivoque.

Anónimo dijo...

Tendrían que colcoarse todos los jugadores en la postura que manifestó Torres. Si echáis a Rafa, nos replanteamos seguir en el equipo. En estos momentos el técnico necesita todo el respaldo público de sus jugadores y de su staff. Me parece patético que para renovar a un tío haya qeu echarse varios meses, o que nos e pueda fichar a fulanito por la lentitud con la que se opera en el club. Aquí que haya un presidente que ponga la pasta y un entrenador qeu se ocupe de la parcela deportiva. Los Parry y compañía sobran por completo en el fútbol.

Como dijo aquel, la trinidad del fútbol es: jugadores, entrenador y afición.

Anónimo dijo...

Por los mentideros madridistas dicen que un candidato tiene en su lista de prioridad a Benitez, a Xabi Alonso y Arbeloa estos dos vendrían de la mano de Benitez. Esto sale porque no hay todavia acuerdo entre benitez y los propietarios yankis

Y en la gazzeta de lo sport (me parece que se escribe así) Hablan de que Kuyt podría ser jugador de la Juventus por 30 millones de euros.Esta noticia me la creo mas que la prensa de Madrid aunque si Benitez se queda no creo que deje escapar a sopita Kuyt.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con phoenix wright. Si los futbolistas siguiesen los pasos de F. Torres, estaríamos ante una opción seria de reconvertir la situación. En caso contrario...

Quique dijo...

Agger el mejor central del equipo??????

Luis JFT96 dijo...

@ Quique, para mi gusto también lo es, junto con Skrtel.
Saca el balón jugado de lujo, va bien por alto y no es lento.
esa pareja tiene mucho futuro si la dejan crecer.

de tapadillo dijo...

Aquí está el famoso articulito de Samuel Martin. Menciona lo de Torres de pasada. De todas maneras, Fernando declaró eso mismo varias veces el año pasado. Que había muchos jugadores que le debían todo a Benítez, y que se replantearían su carrera en el Liverpool en el caso de que se marcharan.

Creo que, si el Liverpool gana un título esta temporada, la Liga o la Champions, los dueños no se atreverán a echar a Rafa: se le echarían encima los aficionados y los mismos medios que ahora dan como virtual ganador al Manchester.

Entre estos rumores (he visto los foros ingleses tranquilos), y los rumores sobre el Kun (cada día está vendido a un club distinto), da miedo encender un ordenador...:


http://www.dailymail.co.uk/sport/football/article-1125024/MARTIN-SAMUEL-All-need-trust--going-writing-Rafa.html

Todo lo que necesitas es confianza... pero no la vas a conseguir por escrito, Rafa

Para continuar en el Liverpool, Rafael Benítez, el manager, no necesita a un equipo de abogados trabajando todo el tiempo para insertar cláusulas inaceptables en su nuevo contrato.

Necesita algo más decente, sencillo, y pasado de moda. Confianza.

Una relación mutuamente sincera entre un empleado y sus empleadores es lo que diferencia a Benítez de Sir Alex Ferguson en el Manchester United, Arsene Wenger en el Arsenal, Martín O’Neill en el Aston Villa, o incluso David Moyes en el Everton.

Benítez tiene unproblema con Rick Parry, su jefe ejecutivo, allí donde, por comparación, Ferguson no tiene más que alabanzas para el equivalente de Parry en el Manchester United, David Gill, describiéndole, en una entrevista a la CQ Magazine, como lo mejor que le ha sucedido al club recientemente.

Benítez no se siente cómodo con Parry; pero su camadería con el copropietario Tom Hicks, que también se ha posicionado en contra de Parry, podría estar basada en el viejo adagio de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Observándolo como una unidad familiar, el Liverpool es extraño y disfuncional.

Los más exitosos de los colegas de Benítez mantienen unas relaciones laborales basadas en dos principios centrales. El primero, es que el manager es el mejor juez de lo que necesita un club de fútbol en el mercado de fichajes; el segundo, que sus superiores respetarán sus decisiones en todo momento, y que intentarán dar forma a su visión.

No obstante, en lo crucial, estos acuerdos no están escritos. No pueden estarlo. Plasmar este ideal legalmente, puede dar al empleado más poder que el empleador.

A Ferguson no se le ha concedido el poder de dictar la política de fichajes en Old Trafford; sin embargo, le basta la confianza de que esto será así.

Otros profesionales podrán reconocerse en este tipo de relaciones. Un columnista de un periódico, por ejemplo, escribe entendiendo que es libre para expresar opiniones individuales, sin ninguna interferencia. Aún así, ninguno de ellos tendrá un contrato que diga “escribe lo que tú quieras”; sobre el papel, un editor siempre reservará el derecho de cambiar algo, o publicar la copia.

Esto protege a los periódicos frente extremismos, inexactitudes, vanidades o bromas, intentando jugar sus cartas. La libertad de prensa existe en la confianza.

Los mejores clubes de fútbol utilizan esta dinámica. Gill sabe que el juicio de Ferguson ha traído el éxito; Ferguson comprende que la familia Glazer debe de tener la última palabra en las grandes inversiones. El manager confía en que escucharán sus recomendaciones; los propietarios, en que él sabe lo que está haciendo.

El problema en el Liverpool podría ser que nadie confía en nadie; ésta es la razón de que el Manchester United estuvo dispuesto a pagarle al Tottenham más de lo que era esperado por Michael Carrick, mientras que el Liverpool vetó el interés de Benitez en Gareth Barry del Aston Villa, contra sus deseos.

Para recapitular, Parry y Benítez están claramente enfrentados, como lo están los propietarios del Liverpool, Hicks y George Gillett. Parry y Hicks también disputan entre ellos. Sobre este fondo de batalla constante, hay escaramuzas: en torno al fallido fichaje de Barry, la posible marcha de Daniel Agger, y, lo más preocupante de todo, el contrato de Benítez. Fernando Torres, el fichaje más caro de la historia del Liverpool, dijo este fin de semana que al menos seis jugadores podrían reconsiderar su futuro si Benítez se marcha, por lo que esta disputa actual debe ser tomada en serio.

La otra cara de la moneda de contratar a un entrenador carismático de fuera, es que la influencia de una personalidad fuerte tiende a alterar la cultura de un club. De esta manera, el Liverpool es ahora un enclave español en el Mar Irlandés; y las consecuencias de la marcha de Benítez podrían tener mayor alcance que, por ejemplo, la de Moyes del Everton.

Moyes ha sido consistente, ha conseguido un relativo éxito, y un amplio respeto; pero no ha implicado esos factores que contribuyen a que cambie un régimen. El Everton, en el 21 de enero del 2009, sigue siendo el mismo Everton del 14 de marzo del 2002, cuando llegó Moyes, salvo que ha mejorado. No es el caso del Liverpool.

Perder a Rafa, significaría abandonar la Rafalution; y el Liverpool podrá pasar, en un instante, de tener como objetivo el perfeccionamiento de una base, a empezar de nuevo desde cero. En estas circunstancias, entonces, debería ser imperativo mantenerlo: pero no a cualquier precio.

Lo que Benítez quiere es básicamente imposible de aceptar. No puede tener un control absoluto de los presupuestos para fichajes, porque no es su dinero. Las simpatías caen al lado de Benítez, pero es demasiado simplista considerar el asunto meramente como una consecuencia del fracasado fichaje de Barry el verano pasado. Aquello fue el resultado de perder la confianza en una relación.

No se trataba de que el Liverpool no pudiera permitirse fichar a Barry, o que no lo quisiera. Se trataba de que no confiaba lo suficiente en Benítez para hacer la llamada.

Benítez pensaba que el jugador valía 18 millones de libras; sus empleadores no; y no animaron a su experto a dar el visto bueno a la operación. Ahora, Benítez desea invertir este proceso mediante cláusulas en su contrato; pero si el Liverpool no confió en él entonces, ¿por qué va a confiar en él ahora, y por qué va a renunciar legalmente a su derecho a veto?

¿Los 18 millones de Barry habrían sido demasiados para el Manchester United, o el Arsenal hubiera desconfiado de Wegner? Probablemente, la respuesta es no. Pero aún así, ni siquiera Ferguson y Wegner poseen el control total de los fichajes y traspasos. Simplemente, tienen un Consejo de Administración que respeta sus opiniones.

Si Benítez sintiera el mismo cariño, nada de esto habría pasado. David Dein, el anterior vicepresidente del Arsenal, es celebrado por la manera en la que dirigió a Wenger durante su época de Highbury; pero, más allá del primer acuerdo, que fue afortunado, ¿hasta qué punto pudo ser difícil esa relación?

Un mensaje grabado en una cinta hubiera podido hacer el mismo trabajo (y sólo si no se vendían las acciones a Alisher Usmanov) a lo largo de esos años. En el caso de una difícil decisión de un traspaso, la junta habría consultado su contrastado Groundig Four Track Deluxe, Modelo TK 23L, presionado el botón del Play, para escuchar lo que tuviera que decir. Una voz profunda saldría del altavoz: “A todo lo que pida el tipo francés, decid “sí””. Trabajo hecho, caballeros; junta aplazada; ¿a alguien le apetecen unas pintas?

Los Glazers han llegado a la misma conclusión con Ferguson; del mismo modo que Randy Lerner, el propietario del Aston Villa, con O’Neill. No obstante, que el manager y el propietario sean “simpáticos” ayuda bastante. Wenger, por alguna razón, es reacio a gastar dinero; y esta política siempre encontrará el favor de cualquier Junta Directiva.

Ferguson siempre intenta dejarse un millón o 30 en el mercado de fichajes; pero también gana trofeos; y apoyó la toma de poder de los Glazer desde el principio, comprendiendo rápidamente el valor de dejar el club en manos privadas cuando el Manchester United fue eliminado de la Champions League en la fase de grupos por el Benfica; y no se planteó ninguna cuestión entonces, ni se prometieron a la ligera grandes beneficios y victorias, como en el caso del City.

O’Neill y Lerner han estado en la misma onda desde el primer día, en una manera que dejaría a Mark Hughes, el manager del Manchester City, verde de la envidia.

Entonces ahí está Benítez, que debería, con su recorrido, tener una relación similar; pero no es así porque, privadamente, alguien en el club todavía lo ve como uno de los hombres pensantes de Jarry Redknapp. Y cuestiona todo lo que intenta hacer. Y así sigue la cuestión.

La postura del club no ayuda demasiado, porque el mercado de fichajes nunca ha sido una ciencia exacta, e incluso los grandes managers cometen errores. Benítez habría pagado 18 millones por Barry sin ninguna garantía, sí; pero el ejecutivo que rechazó aquella opción, pero acordó que había que pagar 20 millones al Tottenham por Robbie Keane, difícilmente estaría fijándose en su instinto asesino en el área.

La diferencia es que pocos describirían el fichaje de Keane como una pifia del Consejo. Sólo es el error de Benítez. Puede que cargar con la culpa haya llevado al manager a pedir una responsabilidad total.

El punto de vista de Parry es que toda compañía tiene una cadena de responsabilidades, y que en un club de fútbol, uno de los eslabones es el que sube del manager al jefe ejecutivo. En frío, tiene razón. Lo que hecha de menos es el contacto humano, el lazo que une a un Liverpool actualmente socavado, con un club triunfador.

Parry tiene al manager adecuado en Benítez, por lo que la mitad del trabajo está hecho; ahora falta tener fe en él.

“Confiar en la gente es un lujo que sólo la riqueza puede excusar”, escribió E.M. Foster. El Liverpool se reconocerá en el sentimiento, pero si pueden permitirse no confiar en Benítez es una cuestión más acuciante. Y, si lo hacen, ¿cómo demostrarlo sin ponerlo por escrito?