
Paseando me topo con una sucursal del Banco Gallego, y me encuentro tu foto. La sonrisa y las pecas de siempre, las mechas recién dadas, pero me he fijado y te he visto más fuerte, más ancho de espaldas, se diría que has crecido. Y no sólo física, también deportiva y mediáticamente. Me ha asaltado la melancolía, Fernando, y, al llegar a casa, lo siento, no he podido escuchar el “When Johnny Comes Marching Home “ que te han tuneado en Anfield. He buscado en el ipod, y me he ido a la sección clásicos, optando por ABBA: por aquella bonita canción de mi infancia, la que escuchaba en las playas de Alicante, mientras corría tras un balón hinchable con mi hermano, como tú harías en las gallegas de Estorde algunos años después…
Por Nacho Doral en La Vida en Rojiblanco
“Can you hear the drums Fernando?
I remember long ago another starry night like this
In the firelight Fernando
You were humming to yourself and softly strumming your guitar
I could hear the distant drums
And sounds of bugle calls were coming from afar”
“¿Puedes oír los tambores, Fernando?
Recuerdo hace mucho tiempo otra noche estrellada como ésta
Murmurabas para ti mismo y suavemente rasgabas tu guitarra
Yo podía escuchar los tambores lejanos
Y los toques de corneta viniendo de lejos”
Y echo la vista atrás. En el Fondo Sur había entonces un frente, y sobre una voz, la de miles, un solo cántico “lololololo “, hacía crepitar sus tambores. Lo hacían en tardes y veladas que invariablemente esperábamos épicas, aunque luego no lo fuesen. Con aquel, nuestro paladín en vanguardia, zancadas de pura sangre, ojos inyectados en la victoria, en la quijotesca prisa por transformar años de ignominia en lo que un día vieron nuestros mayores, también el que te contagió el virus (siempre te acordaste de él) sobre el césped…Todo parecía posible. Aquellas melodías que punteabas en medio de un hatajo de musiquillos de medio pelo no estaban rematadas, demostraban más talento que experiencia, admitámoslo, pero nos sonaban a gloria. A ti y a los que te denostaban desde que debutaras en Leganés, por el simple hecho de llevar grabados a fuego unos colores, rojo y blanco, pero sobre todo porque sabían que eras grande y que lo ibas a ser aún más.
Y que, por eso mismo, no podían permitir que, con la suma de otros que jamás vendrían, y la resta de otros (éstos, dos, esos siniestros “el punto y la i” ,siempre acogidos al sagrado de sus vendidos micrófonos y gacetas) levantaras a este moribundo al que arrastran desde hace 22 años. Escuchábamos por aquellos días el bramar de sus clarines y fanfarrias, sabiendo lo que sobrevendría…pero preferíamos disfrutar…y disfrutarte.
“They were closer now Fernando
Every hour every minute seemed to last eternally
I was so afraid Fernando
We were young and full of life and none of us prepared to die
And I’m not ashamed to say
The roar of guns and cannons almost made me cry”
“Estaban más cerca ahora, Fernando.
Cada hora, cada minuto parecía durar eternamente
Tenía tanto miedo, Fernando.
Eramos jóvenes y llenos de vida, y ninguno de nosotros estaba preparado para morir. Y no me avergüenza decir que el rugido de las armas y los cañones casi me hicieron llorar”.
Y se aproximaron. Cada vez más. Desde luego que sí. Y a pesar de que desterrábamos el miedo y nos permitías lucir cada lunes con orgullo esas rayas y ese escudo, altivos, pero no fatuos -eso quedaba para ellos- satisfechos, no arrogantes -la prepotencia jamás tuvo cobijo entre el oso y el madroño de nuestro escudo-, todos lo sabíamos. Tarde o temprano volarías para escapar de esta tan dorada como mediocre prisión, en la que las frustraciones se agigantaban cada temporada, y las mentiras sobre rodearte de buenos peloteros de dos pájaros desahogados se mezclaban con el chantaje emocional, en eso se refugiaban…en que era tu equipo de toda la vida…
“There was something in the air that night
The stars were bright, fernando
They were shining there for you and me
For liberty, Fernando
Though I never thought that we could lose
There’s no regret
If I had to do the same again
I would, my friend, Fernando”
“Había algo en el aire aquella noche
Las estrellas eran luminosas, Fernando
Ellas estaban brillando allá por ti y por mí
Por libertad, Fernando.
Aunque nunca pensé que podríamos perder
No me arrepiento.
Si tuviera que hacerlo nuevamente
Lo haría, mi amigo, Fernando”.
Pero llegó un triste día de junio en que se acabó. Realmente, la decisión la habías tomado una infausta noche apenas un mes atrás. Aquel 20 de mayo de 2007, el Aleti había sufrido la mayor humillación de su historia en casa. Era el enésimo escarnio de un equipo, como cada temporada, sin alma. “El vaso que colmaría la gota”, que diría algún analfabeto funcional. Un 0-6 ante el que, harto de correr entre cadáveres de presuntos futbolistas, decidiste cortar por lo sano. Y, al fin, diste órdenes a tus agentes de escuchar esas jugosas ofertas que te trasladaban, cada vez más a menudo, los insaciables condenados por el Supremo. Cosas del clin-clin caja.
“Now we’re old and grey Fernando
And since many years I haven’t seen a rifle in your hand
Can you hear the drums Fernando?
Do you still recall the frightful night we crossed the Río Grande?
I can see it in your eyes
How proud you were to fight for freedom in this land”
“Ahora que estamos viejos y con canas, Fernando,
Y hace muchos años que no he visto un rifle en tu mano
¿Puedes oír los tambores, Fernando?
¿Recuerdas la espantosa noche en que cruzamos el Río Grande?
Puedo verlo en tus ojos.
Qué orgulloso estabas de luchar por la libertad en esta tierra”
No han pasado ni tres años, pero parece que ha sido un siglo.
El rifle lo disparas cada fin de semana, en tus ya adoradas Islas. Has perfeccionado el tiro,y en la culata llevas unas cuantas muescas. Sobre el verde, encontraste socios y no devuelve-sandías; en los despachos, una organización y no un caos; en el palco, directivos en vez de arribistas. Ahora fulminas a otros poderosos, “The Kop” asiste a tu balacera cada sábado, y la única especulación ya no versa sobre los planes inmobiliarios de directivos amorales, sino en torno al número de goles y títulos con que engordarás tu palmarés. Has cruzado al galope el Mersey. Tan lejos de tu Manzanares, el mismo que pronto sólo acogerá el polvo y una placa en memoria de lo que un día fue casi tierra de peregrinaje.
“There was something in the air that night
The stars were bright, Fernando
They were shining there for you and me
For liberty, Fernando
Though I never thought that we could lose
There’s no regret
If I had to do the same again
I would, my friend, Fernando”
“Había algo en el aire aquella noche
Las estrellas eran luminosas, Fernando
Ellas estaban brillando allá por ti y por mí
Por libertad, Fernando.
Aunque nunca pensé que podríamos perder
No me arrepiento.
Si tuviera que hacerlo nuevamente
Lo haría, mi amigo, Fernando”.
Por Nacho Doral en La Vida en Rojiblanco
“Can you hear the drums Fernando?
I remember long ago another starry night like this
In the firelight Fernando
You were humming to yourself and softly strumming your guitar
I could hear the distant drums
And sounds of bugle calls were coming from afar”
“¿Puedes oír los tambores, Fernando?
Recuerdo hace mucho tiempo otra noche estrellada como ésta
Murmurabas para ti mismo y suavemente rasgabas tu guitarra
Yo podía escuchar los tambores lejanos
Y los toques de corneta viniendo de lejos”
Y echo la vista atrás. En el Fondo Sur había entonces un frente, y sobre una voz, la de miles, un solo cántico “lololololo “, hacía crepitar sus tambores. Lo hacían en tardes y veladas que invariablemente esperábamos épicas, aunque luego no lo fuesen. Con aquel, nuestro paladín en vanguardia, zancadas de pura sangre, ojos inyectados en la victoria, en la quijotesca prisa por transformar años de ignominia en lo que un día vieron nuestros mayores, también el que te contagió el virus (siempre te acordaste de él) sobre el césped…Todo parecía posible. Aquellas melodías que punteabas en medio de un hatajo de musiquillos de medio pelo no estaban rematadas, demostraban más talento que experiencia, admitámoslo, pero nos sonaban a gloria. A ti y a los que te denostaban desde que debutaras en Leganés, por el simple hecho de llevar grabados a fuego unos colores, rojo y blanco, pero sobre todo porque sabían que eras grande y que lo ibas a ser aún más.
Y que, por eso mismo, no podían permitir que, con la suma de otros que jamás vendrían, y la resta de otros (éstos, dos, esos siniestros “el punto y la i” ,siempre acogidos al sagrado de sus vendidos micrófonos y gacetas) levantaras a este moribundo al que arrastran desde hace 22 años. Escuchábamos por aquellos días el bramar de sus clarines y fanfarrias, sabiendo lo que sobrevendría…pero preferíamos disfrutar…y disfrutarte.
“They were closer now Fernando
Every hour every minute seemed to last eternally
I was so afraid Fernando
We were young and full of life and none of us prepared to die
And I’m not ashamed to say
The roar of guns and cannons almost made me cry”
“Estaban más cerca ahora, Fernando.
Cada hora, cada minuto parecía durar eternamente
Tenía tanto miedo, Fernando.
Eramos jóvenes y llenos de vida, y ninguno de nosotros estaba preparado para morir. Y no me avergüenza decir que el rugido de las armas y los cañones casi me hicieron llorar”.
Y se aproximaron. Cada vez más. Desde luego que sí. Y a pesar de que desterrábamos el miedo y nos permitías lucir cada lunes con orgullo esas rayas y ese escudo, altivos, pero no fatuos -eso quedaba para ellos- satisfechos, no arrogantes -la prepotencia jamás tuvo cobijo entre el oso y el madroño de nuestro escudo-, todos lo sabíamos. Tarde o temprano volarías para escapar de esta tan dorada como mediocre prisión, en la que las frustraciones se agigantaban cada temporada, y las mentiras sobre rodearte de buenos peloteros de dos pájaros desahogados se mezclaban con el chantaje emocional, en eso se refugiaban…en que era tu equipo de toda la vida…
“There was something in the air that night
The stars were bright, fernando
They were shining there for you and me
For liberty, Fernando
Though I never thought that we could lose
There’s no regret
If I had to do the same again
I would, my friend, Fernando”
“Había algo en el aire aquella noche
Las estrellas eran luminosas, Fernando
Ellas estaban brillando allá por ti y por mí
Por libertad, Fernando.
Aunque nunca pensé que podríamos perder
No me arrepiento.
Si tuviera que hacerlo nuevamente
Lo haría, mi amigo, Fernando”.
Pero llegó un triste día de junio en que se acabó. Realmente, la decisión la habías tomado una infausta noche apenas un mes atrás. Aquel 20 de mayo de 2007, el Aleti había sufrido la mayor humillación de su historia en casa. Era el enésimo escarnio de un equipo, como cada temporada, sin alma. “El vaso que colmaría la gota”, que diría algún analfabeto funcional. Un 0-6 ante el que, harto de correr entre cadáveres de presuntos futbolistas, decidiste cortar por lo sano. Y, al fin, diste órdenes a tus agentes de escuchar esas jugosas ofertas que te trasladaban, cada vez más a menudo, los insaciables condenados por el Supremo. Cosas del clin-clin caja.
“Now we’re old and grey Fernando
And since many years I haven’t seen a rifle in your hand
Can you hear the drums Fernando?
Do you still recall the frightful night we crossed the Río Grande?
I can see it in your eyes
How proud you were to fight for freedom in this land”
“Ahora que estamos viejos y con canas, Fernando,
Y hace muchos años que no he visto un rifle en tu mano
¿Puedes oír los tambores, Fernando?
¿Recuerdas la espantosa noche en que cruzamos el Río Grande?
Puedo verlo en tus ojos.
Qué orgulloso estabas de luchar por la libertad en esta tierra”
No han pasado ni tres años, pero parece que ha sido un siglo.
El rifle lo disparas cada fin de semana, en tus ya adoradas Islas. Has perfeccionado el tiro,y en la culata llevas unas cuantas muescas. Sobre el verde, encontraste socios y no devuelve-sandías; en los despachos, una organización y no un caos; en el palco, directivos en vez de arribistas. Ahora fulminas a otros poderosos, “The Kop” asiste a tu balacera cada sábado, y la única especulación ya no versa sobre los planes inmobiliarios de directivos amorales, sino en torno al número de goles y títulos con que engordarás tu palmarés. Has cruzado al galope el Mersey. Tan lejos de tu Manzanares, el mismo que pronto sólo acogerá el polvo y una placa en memoria de lo que un día fue casi tierra de peregrinaje.
“There was something in the air that night
The stars were bright, Fernando
They were shining there for you and me
For liberty, Fernando
Though I never thought that we could lose
There’s no regret
If I had to do the same again
I would, my friend, Fernando”
“Había algo en el aire aquella noche
Las estrellas eran luminosas, Fernando
Ellas estaban brillando allá por ti y por mí
Por libertad, Fernando.
Aunque nunca pensé que podríamos perder
No me arrepiento.
Si tuviera que hacerlo nuevamente
Lo haría, mi amigo, Fernando”.
8 comentarios:
Joder.
Está muy bien, pero un poco toston no?? ¿Habeis llegado hasta el final...?
Estaría guapo cantada
Me a encantado!!
ah... y no se hay que olvidar de la fotazo... jeje
Esa foto tiene más años que matusalen...
¡ADORO ESTA CANCIÓOOOOOOOOOOONNN!
Gracias, gracias al que se acordó de ella para escribir sobre Torres. La cantaba ya antes de saber que terminaría coreando a un Fernando... La historia le pega bastante. Los aficionados ingleses del Atlético la utilizaban para evocarle. De hecho, The Kop pensó en un principio en esa melodía para componerle su canción; pero tras haberla utilizado para corear a Fernando Morientes, decidieron que Torres se merecía algo diferente. Aunque es un buen epílogo para lo que fue su carrera en el Atlético, desde luego.
En un principio, Abba compuso esa canción en sueco, y no hablaba para nada de guerrilleros, ni de luchas por la libertad. La letra hablaba de un tal Fernando que rasgueaba la guitarra melancólico; y en el estribillo, se invocaba al amor para alegrarle... Por eso, ese contraste entre las estrofas tristonas, y ese estribillo más enérgico, como un himno; en la versión que conocimos, choca un poco. Pero una noche, el compositor soñó con un revolucionario mexicano tocando la guitarra frente a una hoguera; y decidió cambiarle la letra...
Y de ahí vino esa historia fascinante, de unos jóvenes que arriesgaron su vida por una causa que terminó fracasando, pero que se sienten orgullosos de haberla defendido. Estaba en una época en la que me obsesionaba la historia de las revoluciones, y esa canción expresaba muy bien toda la amargura y toda la dignidad de esas historias de revolucionarios que lucharon por causas justas, y que terminaron en derrota. Quizás esas referencias tan concretas a México le restaron un poco de universalidad. Pero esos arreglos del principio, con la marcha militar del tambor, y esos instrumentos de viento que evocaban a América, le daban un colorido y un tono épico muy especial...
Luego la tradujeron al español, en una versión que intentaba mezclar las dos anteriores. Aunque, comparándola con la original, me dio la sensación de que la historia quedaba un poco coja. Curiosamente, siempre se comentó que esta canción estaba inspirada en la Guerra Civil española; y la letra en castellano habla un poco de paz y reconciliación...
Sin embargo, la mejor canción de Abba ni siquiera entra en su musical (emoticono enfadado).
Luego, con el paso de los años, esperaba los partidos del Atleti con la esperanza de terminar cantando "there's something in the air this night, the stars are bright, Fernandoooooo".
Espero que la noche de este miércoles las estrellas también brillen por Fernando y por todos nosotros.
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