

La ciudad de los Beatles nos recibía con una temperatura fría pero soportable. Enseguida nos daríamos cuenta de qué manera el partido del día siguiente era la constante tertulia entre los ciudadanos liverpudlians. Para llegar a nuestro hotel, decidimos prescindir del autobús que en línea regular, une el aeropuerto John Lennon con el centro de la ciudad y decidíamos coger un taxi, por hacer más rápido nuestro chek-in en el hotel de la zona de Albert Dock.
El taxista, rápidamente hace la pregunta de rigor, tras darnos la bienvenida a su taxi y preguntarnos destino. ¿De dónde sois? Al escuchar nuestra respuesta y el nombre de Barcelona, el taxista no deja de tirar alabanzas con su acento scouse, hacia nuestra ciudad. Es el denominador común, cada vez que ponemos un pie en Liverpool. Seguidamente la pregunta que todos esperábamos. ¿Estais aquí por el partido de mañana? A nuestra respuesta afirmativa, el taxista circulando a una velocidad más que razonable que denotaba que el trayecto lo conocía a la perfección, hace la pregunta del millón. ¿Sois del Everton o del Liverpool? Liverpool supporters, of course! es nuestra respuesta. El taxista sonríe y nos dice... I'm Evertonian.
Are you Bluenose? ¡Ya es mala suerte! Ir a topar con un supporter del Everton en el primer contacto con un autóctono. Rápidamente nos ponemos a charlar sobre del partido del día siguiente. Las bajas de uno y otro equipo y los pronósticos para cada una de las partes, bien claros. Victoria. Arteta es uno de los hilos conductores de la conversación. El jugador vasco parece perfectamente recuperado de sus molestias, según el taxista evertonian. Lo más curioso de todo, en lo referente al jugador vasco, fue el tiempo que le trajo deducir al taxista de quien le hablábamos. No reconocía nuestra dicción del apellido Arteta. Debimos de decirle que se trataba del jugador español del Everton para que se diera cuenta realmente de quien le hablábamos. Aaaaah!!! Areda!!! con un scouse de lo más cerrado. Magnífico poder escuchar nuevamente esta variante dialéctica, que con tanto orgullo defienden las gentes de Liverpool.
Llegábamos a nuestro destino y nos despedíamos del taxista, dejándole el cambio como pròpina. Sin duda, la charla durante el trayecto bien lo merecía. Buena gente el taxista. Era hora de reunirnos con el resto de la expedición que ya había viajado por la mañana y hacer correr las primeras pintas antes de dormir unas pocas horas.
El día del partido amanecía con un sol esplendoroso y radiante. La sensación desde nuestra habitación, era que incluso hacía calor. Sólo hacía falta salir a la calle para desmentir esta percepción. A las zonas dónde el sol no llegaba, el frío se hacía sentir de una manera más que importante. Tras un copioso desayuno británico, posiblemente aquel sería nuestro único ágape de la jornada, nos dirigimos de buena mañana hacia Anfield, perfectamente uniformados con simbología Red.
A la llegada al mítico estadio y antes de empezar a hacer rondas de pintas en los pubs colindantes, era necesario como hacemos en todas nuestras visitas, hacer ofrenda floral y rendir homenaje a los 96 supporters muertos en la tragedia de Hillsborough. Como siempre, el silencio en los exteriores del estadio del gol de Anfield Road, es sepulcral y respetuoso. José Manuel, gran aficionado al Joventut de Badalona, dejaba una bufanda del club badalonés como muestra de respecto de las gentes del baloncesto.
Tras los deberes y obligaciones de todo buen Kopite, tocaba ir a impregnarse del ambiente de derbi en los pubs. Lo cierto es que quizás la hora programada para el partido (las 12:45 hora local) hacía que el ambiente no fuera el esperado. Las pintas corrían una tras otra entre los supporters, pero ni mucho menos se vivía el ambiente que todo el mundo esperaba de cànticos y animación. Tampoco había demasiada presencia de supporters Evertonians. Ni en la ciudad, ni en los alrededores de Anfield se podía ver un gran número de aficionados de Goodison. Algunos de ellos, bien pocos, compartían pintas y conversación con otros supporters reds, sin el menor asomo de problema.
En el interior del Harry King coincidimos con nuestros hermanos de Madrid Reds, Simon, Carol, Neil y en especial Paul a quien sin conocerle previamente, le pedimos que nos sacara una fotografía y se presentó como supporter madrileño, ante nuestra sorpresa. Era hora de ir hacia el campo y empezar a disfrutar de verdad del Derby de derbies.
Nuestras localidades estaban divididas entre el Centenary Stand, el Main Stand y la parte inferior de esta grada, el Paddock Enclossure. Para los Reds barceloneses que optamos por el lateral más antiguo de Anfield, nos tocó estar bien cerca de los supporters Blues, que en un número de unos 2000, ya hacía rato que animaban a los suyos. Entre los Evertonians circulaba una pancarta dónde se podía leer "Llegar a vuestro estadio me ha costado una paseo de 10 minutos. A vosotros os ha costado coger un avión y haceros 10.000 Kms" En clara alusión a la globalidad del club Red.
Saltaban los jugadores al terreno de juego. La cercania de nuestras posiciones al mismo, permitía comprabar en el rostro de los protagonistas, que más que jugadores, aquel mediodía eran verdaderos gladiadores y todos eran perfectamente conscientes lo que el partido estaba a punto de deparar. El You'll Never Walk Alone empezaba a sonar y era recibido con pitos por parte de la afición Toffee que rápidamente eran aplacados por una unión de 43.000 gargantas que hacían de Anfield la coral más preciossa que se pueda imaginar.
Desde el primer minuto de partido, se podía sentir la tensión. En la grada y en el campo. En el terreno de juego, codazos, patadas y continuas tanganas entre los jugadores. En la grada, cánticos gritos de ánimo. Desde el sector Toffee, un grupo de supporters bluenose, increpaba muy desafortunadamente a la afición local con gritos de "Murderers!, Murderers!". Los red supporters no respondían a una provocación de muy mal gusto y tan solo unos cuántos, se levantaban de sus asientos para dirigiéndose hacia el Anfield Stand con su dedo índice señalando la cabeza, hacer indicación del poco sentido común de la desafortunada acción.
El partido estaba calentito y los jugadores contribuían de forma evidente en el terreno de juego. Puro derbi. A los 25 minutos de partido llegaría la jugada más polémica de la tarde. La expulsión de Kirgyakos por una entrada compartida con Felaini por la lucha de un balón dividido. El escándalo era mayúsculo. Las broncas desde las gradas hacia el colegiado Mr. Atkinson irreproducibles. Desde nuestra posición, se podía ver el enojo de Rafa Benítez y Sammy Lee con el colegiado. Rafa también recibía su ración de cánticos ofensivos por parte del sector visitante, que lo comparaba con un obeso camarero español. The Kop respondía con todo un clásico de los últimos años. Tell yer ma, yer ma, To wipe away all your tears, No trophies for 15 years...Tell yer ma yer ma
La inferioridad numérica no hacía decaer el ritmo de los Reds y la segunda mitad se iniciaba con los de Benítez totalmente volcados sobre la portería de Tim Howard. Cada córner ganado por los nuestros, era recibido por la grada con unos gritos de ánimo espectaculares. En uno de estos corners llegaría la jugada del gol. Nadie en nuestra zona pudo ver quién había sido el autor del mismo. Tanto sólo vimos que el balón estaba dentro de la portería y la locura se apropiaba de los stands. No os explicamos más de este episodio. Tenemos la suerte de haberlo registrado, gracias a la buena intuición de José Manuel.
Tras los abrazos con todo quien teníamos alrededor, llegaba la hora de preguntar por la autoría del gol. Who scored? La respuesta que encontrábamos entre los compañeros supporters era siempre la misma. I don't know. ¿Y que importaba? ya estábamos por delante en el marcador.
Con el pitido final volverían los abrazos con los supporters más cercanos. Se había ganado un Derby de una intensidad y polémica como hacía años que no se recordaba. Y además, con un jugador menos. Los héroes Reds eran despedidos por Anfield con una gran ovación y la entonación del You'll Never Walk Alone, con las bufandas al aire y esta vez dirigidas hacia el sector de supporters visitantes que emprendía con la cabeza cacha el camino de vuelta de diez minutos hacia casa.
A nosotros el retorno hacia nuestros hogares nos costaría mucho más que los diez minutos que le costaba a los Evertonians. Pero todavía teníamos una noche por delante en la ciudad de los Beatles y celebraríamos la victoria como es debido en la ciudad, que este año se ha teñido de Red por las dos victorias en los dos Derbies. THE CITY IS OURS!!!
6 comentarios:
que gran cronica... que recuerdos... que previa a la experiencia que nos va a tocar a nosotros en mayo ¿que tal el hotel de albert dock?
Gran crónica del viaje. El partido por la tele sonó a ambientazo, así que me imagino que os lo pasaríais como enanos.
En la foto de blogger te ha salido un mosso detrás, ¿qué estarías haciendo?.
Q envidia chicos!! No hace falta ver q lo pasasteis genial.
Un saludo chicos.
Gracias por tu crónica del viaje y por dejarnos "vivir" el derby. Me alegro un monton que nuestros "hermanos" de Barcelona Reds se lo pasaran también.
Fenomenal crónica Stubbins. De primera mano, como debe ser y no como hacen otros.
Estaba esperando a sacar tiempo para leer la crónica, pero tras el último comentario de Juan (con dardo incluido), me he dicho que la leía ahora, y me ha encantado.
Por cierto, en el gol, ¿qué es lo que se oye? Es que no llego a captarlo...
jijijijijiji
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