Que un futbolista haya ganado dos Eurocopas (siendo el único jugador de la historia en marcar en dos finales de la competición) y una Copa de Mundo sea siempre el blanco de las críticas es difícil de entender. Si, además, es campeón de la FA Cup, de la Europa League y de la Liga de Campeones, se hace incomprensible. No en España. Fernando Torres lleva toda su vida jugando para ganar. También para silenciar críticas. Desde que debutara con apenas 17 años, su carrera ha tenido momentos buenos y malos, como cualquier jugador. La diferencia es que al Fuenlabreño se le criticó siempre, indistintamente del momento por el que pasase.
Brillante trayectoria
Fernando Torres siempre fue criticado. Apareció en la vida del Atlético de Madrid en uno de los peores momentos de su historia reciente. Del juvenil al primer equipo para jugar en Segunda División. El ascenso. La subida a los altares. El chico de la cantera pronto se convirtió en ídolo y con 19 años ya portaba el brazalete en el Manzanares. Tras siete temporadas en el club de sus amores, Enrique Cerezo decide venderlo al Liverpool. Las estrecheces económicas apretaban. Hacía falta el dinero en el Calderón. Vestido de rojo llegó la explosión definitiva. Un jugador superior, con una velocidad endiablada se convertía en la sensación de la Premier. Solo Cristiano Ronaldo le apartó de ser el mejor jugador de la competición. Luego vendría el traspaso al Chelsea. El bajón. Ha ganado las seis finales europeas que ha disputado y ha marcado en cinco Partidos y partidos sin marcar. No obstante sería campeón de Europa, colaborando con un gol en la semifinal en el Camp Nou. En el último tramo de esta temporada, llegó el renacer. Los goles empezaron a entrar, el estado físico mejoró notablemente y los blues volverían a ser campeones europeos, esta vez de la Europa League. En la final, Torres volvía a marcar. Con la selección ha disputado 105 partidos y ha marcado 36 goles, dos de ellos en dos finales. Es el tercer máximo goleador histórico de La Roja.
Decisivo en los partidos decisivos
Fernando Torres siempre fue criticado. Sin embargo, su idilio con las finales empezó a una edad bien temprana. Fue campeón de Europa sub16 y sub19. En ambos torneos marcó el único tanto en el partido definitivo. Su crecimiento continuó a gran velocidad. Debuto como internacional absoluto el 6 de septiembre de 2004 contra Portugal. Jugó una Eurocopa y un Mundial, antes de plantarse en la final de la Euro 2008. Fue su partido. Torres venía de hacer un gran torneo, al igual que el resto del equipo. Pero en ese partido, contra Alemania, fue decisivo. Anotó el único tanto del encuentro, al batir a Lehman, tras adelantarse a Lahm. Un gol que valía un título para la selección 44 años después. Un gol que rompía el trauma de generaciones que nunca habían visto ganar a España. Ese año fue galardonado con el balón de bronce, solo por detrás de Cristiano Ronaldo y Messi.
En el mundial de Sudáfrica, Torres venía de una larga lesión que le impidió estar al máximo nivel. Fue campeón de mundo, pero se fue de vacío. Tuvo participación pero no consiguió anotar ni un gol. Se fue de África como llegó: lesionado. Una rotura fibrilar en la final tuvo la culpa.
Las siguientes finales fueron en 2012. Con el Chelsea se proclamó campeón de la FA Cup y de la Champions. Aunque no logró marcar en ninguna, sí provocó el córner que significaría el gol de Drogba que llevaría a la prórroga y a los penaltis el partido que le daría la máxima competición continental a los blues. Con la selección, en la Eurocopa de Polonia y Ucrania hallaría su reivindicación. Cuando las voces discordantes eran más altas. Cuando las críticas rozaban la falta de respeto. Entonces apareció Fernando. Salió desde el banquillo en la final para volver a marcar. Aun le quedó tiempo para regalarle un gol a Mata. Nuevamente campeón de Europa con España. Nuevamente gol en la final. Torres se convertía en el único futbolista de la historia en lograrlo. Además se iría como pichichi de torneo, con un bagaje de tres goles en tan solo 189 minutos, para los que necesitó siete disparos.
Esta misma temporada jugó su última final. Fue la de la Europa League contra el Benfica. El Niño volvió a marcar y su equipo se proclamaba campeón. El de Fuenlabraba completaba un pleno de seis de seis en finales europeas, consiguiendo marcar en cinco de ellas. La de la ConfeCup será su décima final. Una nueva oportunidad en su hábitat natural.
Un trabajo oscuro, diferente, necesario
Fernando Torres siempre fue criticado. La mayoría apuntan a sus limitaciones técnicas. Son evidentes y quedan todavía más retratadas al jugar en un equipo de un marcado carácter de toque como es el español. Un futbolista como él, necesita de espacios para brillar. La velocidad y su sentido del desmarque son sus mejores armas. En una selección como La Roja, acostumbrada a ser dominadora en la mayoría de los partidos a través de la posesión y el ataque posicional, el papel de Torres es complicado. Al madrileño le cuesta mucho venir al apoyo, jugar de primeras, devolver paredes. Sus controles no son los mejores. Cuando la pelota pasa por él en estático la circulación se ralentiza, o peor aún, se pierde la posesión.
Sin embargo, a pesar de todo esto, el madrileño siempre acaba por tener participación. Ha sabido reinventarse. De brillar en un fútbol vertical y con espacios, a oscurecerse en uno de posesión y toque. De estrella a obrero. En fútbol, cada jugador debe tener su rol. Cuando juega con la selección, El Niño ofrece un trabajo enorme en la punta de ataque. Su labor de fijación a los centrales, les empuja diez metros atrás, temerosos de su velocidad. Esta situación genera mayores espacios para que los centrocampistas jueguen entre líneas. Sus desmarques de arrastre, permiten a los extremos trazar diagonales y aparecer con peligro en el área. Villa no dudó en reconocer que la mayoría de sus goles en el Mundial los consiguió gracias a Torres. Su trabajo desestabiliza defensas y gracias a él pueden brillar otros futbolistas.
Además de todo ello, sus virtudes clásicas: fenomenales desmarques de ruptura alejándose de la pelota, sentido del remate entrando al segundo palo y conducciones en velocidad buscando dividir.
Fernando Torres siempre fue criticado.Su trabajo genera espacios a sus compañeros En esta Copa Confederaciones no iba a ser distinto. Sin embargo, él se ha limitado a trabajar en silencio. Es el máximo goleador del torneo con cinco tantos. No obstante, en su mejor partido no marcó. Fue la semifinal contra Italia, en la que el madrileño fue uno de los destacados. Con su movilidad aportó soluciones al fenomenal planteamiento de Prandelli. Desestabilización. En la segunda parte creció junto al equipo. Consiguió dividir en varias ocasiones y, junto a Navas, dio más profundidad a los de Del Bosque.
El Niño jugará otra final el domingo. Da igual que sea titular o que no lo sea. Que juegue o que no. Que marque o que falle. Da igual que sume un nuevo título a su palmarés o que el próximo año juegue su tercer mundial. Da igual que pase de cien partidos como internacional o que consiga superar a Raúl y ser el segundo máximo goleador de la selección por detrás de Villa. Todo eso no cambiará el hecho de que Fernando Torres siempre fue (y será) criticado.
Borfa Refojos
3 comentarios:
Pues si, siempre fue, es y será criticado haga lo que haga y nosotros siempre tendremos la satisfacción de las veces que ha logrado callarles las bocas :)
Quedo balon de bronce por detras de kaka y cristiano no de messi y por mucho que lr critiquen los atleticos siempre estaremos con el a muerte vamos torres a por la confederaciones!!!!!
Acuerdate de donde has salido...de la nada, para convertite en un grande. Jugando en el Tierno, nadando en la piscina...si son recuerdos, pero saliste de ahi, de la nada...y conseguir ser quien eres, no dejes que nada te afecte... Juega como sabes y demuestra lo que vales
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