Por Alexandra de la Mata
Bien es cierto que ni Fernando ha
dejado que el vínculo entre él y los rojiblancos se perdiese, ni los
rojiblancos lo han, lo hemos, permitido. Sentimentalmente hablando. Pero en el ámbito deportivo, trasladándonos siete años atrás… jamás se nos hubiese pasado por la cabeza,
pero ni en el más recóndito de los lugares de nuestra imaginación, que nos
veríamos las caras ante el equipo del “Niño”. ¡Y es que ya van varias veces! A
la cual… más emotiva. Este hecho denota dos grandes cosas, Fernando Torres ha
llegado a cumplir sus objetivos y el Atleti, también.
Aunque Atleti y Liverpool ya se
cruzaron, Fernando no pudo disputar el encuentro en el Calderón y pese a que
con la Roja si lo hizo, el destino deparaba un encuentro mucho más especial,
donde ambas partes podrían expresar sus sentimientos de “tú a tú.” De
rojiblancos a ídolo. Y en casa.
Cuando la bola del sorteo de
semifinales de Champions enfrentó a ambos equipos a todos los seguidores de
Fernando les inquietó la idea de ver a Fernando de nuevo en el Vicente
Calderón, la que sigue siendo su casa, pero con la camiseta del rival. A los
seguidores de Fernando que no comparten sus colores rojiblancos no les
saltaron muchas alarmas, iba a ser un partido bonito, especial, del que
disfrutar. Pero los fieles seguidores de Fernando que si comparten sus colores
rojiblancos se enfrentaban a algo más que un partido especial, a un partido extraño, diferente. Un partido dónde verían en el rival a un hermano, a un hijo, a
alguien a quien se quiere por ser de la familia, por ser uno más. Pero el
Atleti, tenía que ganar. Durante noventa minutos Fernando Torres se convertía
en el máximo rival. Raro, rarísimo. Cuando Fernando hacía una jugada magistral
no sabías si aplaudirle o tirarte de los pelos desesperado chillando a los
cuatro vientos que alguien le robase el balón.
El Calderón le recibió entre
canticos en el entrenamiento previo al encuentro, y todos los asistentes al
campo y los que disfrutaron del partido por televisión pudieron ver a un
Fernando Torres saltando al terreno de juego para disputar el partido
maravillado por lo que veía, contemplando el estadio del fondo a fondo,
recordando lo que él ya conocía. Su afición. Y lo agradeció tras los noventa
minutos de sufrimiento, se fue el último del césped del Calderón mientras
aplaudía a la hinchada y esta coreaba su canción. Siete años que no han
menguado este sentimiento único.
¿Por qué somos del Atleti? No
existe respuesta, no hay nada que lo pueda definir. Pues esa misma sensación
que sienten los atléticos cuando intentan transmitir su pasión por el equipo
del manzanares es la misma sensación que tienen cuando se les pregunta ¿Cómo
fue ver a Fernando Torres de nuevo en el Calderón?
Ver al nueve esprintar por la
banda… Con la blue en vez de con la rojiblanca. Algo grabado en la retina.
Sufrimiento. Esperanza. Cariño. Pasión...Y mucha añoranza.
1 comentario:
Si los Torristas sin ser Atleticos lo vivimos con emoción, imagino lo que fue para los Atleticos :).. aunque raro alfinal fue bonito y me alegro por los que pudieron ir al estadio y vivirlo.
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