miércoles, 23 de diciembre de 2015

Carta abierta a Fernando Torres

Señor Fernando Torres,


y no le hablo de señor porque no lo conozca de nada, que como mínimo, lo llevo viendo cada domingo durante los últimos 14 años. Tal vez en esta etapa de su vida profesional, en la esperada vuelta al club donde creció, sienta la obligación de tener que cumplir unas expectativas de las que nunca se habló, pero que el muy subconsciente se encarga de definirlas, y si no, ya se las recuerdan el medio y los medios para que queden bien claritas.
Y en estas, es cuando se entra en una de esas crisis del jugador de "tengo que... pero no puedo, no puedo y lo quieren ya", y donde la fe que va poniendo el hincha partido tras partido sólo son kilos de más. 

He de decirle que no es fácil convertirse en leyenda de un equipo ganador de títulos nacionales e internacionales, o de uno de los mejores equipos de Europa sin haber ganado nada. Absolutamente nada. De hecho, habiendo formado parte de la etapa del equipo en la que las derrotas se contaban de tres en tres y por goleadas. No es algo que esté a la altura de todos los jugadores. Ni de todas las aficiones. 

Bendita afición la que se encomienda a un chaval de 17 años para salir del infierno. Bendita locura. Bendita ilusión.

14 años después, se encuentra a las puertas de un dato más, a las puertas de una cifra que realmente ya no dirá si usted fue mejor o peor. Pero que algunos se empeñarán en criticarle hasta y cuando la traspase. 

Pero sepa usted que para la verdadera afición no es más leyenda quien más records escribe, sino quien más suda la camiseta. No importa si juega en la defensa o en la delantera. No importa que el gol haya sido a favor o en propia puerta, no importa si fueron 100 o sólo fueron 10. 

En breve marcará un gol, y sólo así para algunos dejará constancia de haber hecho en un club historia. Por eso antes de que lo haga, vengo a decirle que no se preocupe usted si mientras tanto se oyen silbidos desde las gradas, o si llueven críticas en los periódicos. Hay cosas que hacen a un jugador inmortal para una afición, y no son los logros ni los records que quedan escritos en un papel. 

Y no, tampoco es el famoso Gol de Viena. Es la celebración de una Copa del Mundo con la bandera del Atleti. No es el gol que marcas al rival, es el gol en contra que no celebras. No es el rendimiento, es la entrega. No es el gol que le marcas al FC Barcelona, es el celebrarlo besando el césped del Calderón; no es el jugador dentro del campo, es la persona fuera de él.

Señor Torres, no se preocupe usted si no marca el gol 100, ni siquiera hizo falta que marcase el primero.


A una leyenda del Atlético de Madrid.

@narfbaya
Un atlético. Uno más.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Me acabo de encontrar con esta joya por casualidad. No había forma más bonita de explicarlo... Muchas gracias por compartirlo.