Me gusta la historia de amor entre Torres y el Atlético, me parece buena para el fútbol, buena para todo. Apareció en momentos muy difíciles para el club, caído a Segunda por primera vez desde la Guerra Civil. En tiempos en que el Madrid fichaba un galáctico por temporada, fue el único asidero del Atlético, la única ilusión. Todos los niños madrileños que a primeros de siglo eligieron el Atlético lo hicieron por Torres. Por él ignoraron a los Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham. Él solito rescató para el Atlético un buen puñado de fieles de entre una generación que parecía destinada íntegra al Madrid.
Se fue porque deseaba más de lo que el Atlético podría ofrecerle y nadie se lo reprochó. Nunca se olvidaron. Los atléticos vivieron el Liverpool y el Chelsea como algo propio y gracias a él estuvieron con papel principal en los grandes éxitos de la Selección. Él lució la bandera rojiblanca cuando aquella selección paseó en triunfo por Madrid. Repescado del Milán, convocó una multitud en su presentación. Compareció con dos goles al Madrid. Luego, una y otra parte han sobrellevado la suplencia de él con la esperanza de algún momento mágico que celebrar aún juntos. Por fin llegó y el Calderón se elevó al Cielo.
Alfredo Relaño (as.com)
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