miércoles, 10 de febrero de 2016

Justicia poética

Cuando las lágrimas de Oviedo todavía no estaban secas, mientras ardíamos de vergüenza por lo que veíamos en el césped, conscientes de que el único Atleti ya no estaba ahí abajo, sino en la grada, cuando todas las glorias deportivas se conjugaban en pasado, apareciste tú. En ti, en un chico de barrio, de Fuenla, adolescente aún, decidimos cargar el peso de la historia, el miedo de dormirnos para siempre y la exigencia de volver a ser felices. Casi nada.

Tú, en vez de mirar para otro lado, lo asumiste todo y, mientras tanto, dijiste que no a decenas de equipos que te ofrecían más dinero y una mejor perspectiva deportiva. Pero ya jugabas donde siempre habías querido y te quedaste. Contigo, el Atleti volvía a estar en el césped, empezábamos a recuperar la ilusión, a secar las lágrimas del Tartiere. A tener un motivo para sonreír.

Tras años de promesas incumplidas, tirando del carro, sujetando tú solo la ilusión de todos, saliste del Atleti. Pero el Atleti nunca salió de ti y allá donde fuiste, iba contigo. Donde tú jugabas, jugábamos todos nosotros. Los que habíamos pasado los años oscuros cosidos a la esperanza que nos daban tus arranques, plenos de potencia, tus remates agilísimos, tu carácter ganador que intentaba contagiar a vestuarios fofos y mediocres, mirábamos hacia los estadios que coreaban tu nombre y nos sentíamos orgullosos como el padre que ve cómo a su hijo le van bien las cosas en el extranjero.

Durante todos estos años, esperamos tu vuelta. Tras cada título brindamos con tu recuerdo, con tu asiento vacío en el autobús de los campeones. Esperamos tu vuelta, sí, y no por necesidad, como entonces, ni pensando en los goles que podrías traernos, sino porque sin ti el sueño que estamos viviendo estaba incompleto.

Nosotros, los de entonces, los de Albacete, Badajoz, Elche o Leganés, ya no somos los mismos. Hemos crecido y tú también lo has hecho. Estamos todos un poco más mayores pero cuando te vemos ahí abajo, con el 9 a la espalda, peleando por cada balón con la fe de los que pelean por lo que sienten, recuperamos sensaciones y recuerdos, nos situamos en el mundo, nos damos cuenta de la grandeza de lo conseguido estos años y nos emocionamos ante la certeza de que una justicia poética se esté cumpliendo: que tú disfrutes esto con nosotros.

Bendito seas, Fernando.

Y gracias.

Juan Esteban Rodríguez (@JuanesPREMIER)

No hay comentarios: