Artículo de Tomas Guasch
También Fernando Torres. El diseño de las plantillas lo deciden los técnicos -que en un momento dado pueden fichar a un Jackson, un Douglas, un Lucas Silva- o el presidente y acostumbra a ser peor. Rara vez interviene la afición. El tuétano. Y en ciertos casos especiales -uno cada 100 años- debería decidir. Acertaría seguro. Los colchoneros quieren que su Niño siga. No verle marchar otra vez, ya para siempre. Porque le consideran útil para el servicio y porque no quieren perder al mayor de sus símbolos/era moderna. En la mañana de su vuelta -tiene razón Fernando cuando dice que no fue una presentación sino un reencuentro- quedó claro. Y ahora que se especula con su futuro, el clamor es estruendo. No quieren despedirle por la puerta grande ni por la pequeña: quieren que se quede.
No veo razón futbolística para lo contrario, ni hablar de todo lo demás. A sus 31 años le quedan goles y hay pocos futbolistas capaces de expresarse y vivir como lo hizo Fernando la otra noche en la Cope. Hablar al chaval que sueña con ser como él y al veterano atletista. Símbolo y ejemplo. En todo. Es un imperdible. Es los valores del Atlético y de la vida. El Atlético tiene valores, muchos. Torres los reafirma y advierte de la necesidad de inculcarlos a los que se van incorporando a un club cuya gente sabe lo que quiere: a los suyos, al suyo. Eso es tan importante como una Champions o más. Y que diez. Saben que sin Torres serían menos en lo fundamental. Claro.
Tomás Guasch
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