domingo, 27 de noviembre de 2016

Osasuna 0 - Atlético 3

El Atleti zanja el partido en dos minutos
FERNANDO TORRES, LESIONADO, NO ACUDIÓ A LA CONVOCATORIA



Un minuto fue suficiente para el Atlético en El Sadar. Los rojiblancos continuaron con el sistema que tantas alegrías les ha dado tras recuperarlo en Champions League y no perdonaron a un Osasuna que puso mucho corazón pero que no plantó cara a los de Simeone.

La teoría colchonera fue fácil. Doble pivote una vez más con Gabi y Tiago, doble punta con Griezmann y Gameiro. Koke como falso hombre de banda por la izquierda y Correa en la derecha. Así, primero se buscó trabajó el choque y finalmente, lo finiquitó.

Aunque la cita fue relativamente plácida para el Atlético de Madrid, lo cierto es que todo pudo cambiar si Oblak no hubiera despejado el penalti lanzado por Roberto Torres. El osasunista no aprovechó una clara ocasión para estrenar el marcador y todo cambió. Si perdonas a un equipo que cuenta con Griezmann, Gameiro o Godín, las consecuencias son muy caras.

Primero avisó Giménez tras un saque de esquina y después, Godín no perdonó. Koke puso el balón al centro de la portería, algo poco habitual después de ver como sus centros se quedaron en el primer palo en su mayoría, y Godín metió la cabeza ante Oriol Riera. Volvía el viejo Atlético. Regresaba el equipo que era un peligro a balón parado y que en defendiendo no deja espacio alguno.

No había pasado un minuto desde el gol de Godín y Gameiro cerró el choque. El francés había fallado tras una buena jugada en los primeros compases del partido, pero tras afinar la puntería entonces, a la segunda no perdonó. Correa le metió el balón en profundidad y el francés finiquitó ante Nauzet. La zaga navarra dejó espacios y el ataque rojiblanco lo aprovechó. Así de sencillo y así lo mostró el marcador.

A partir de entonces, el partido fue lo que quiso el Atlético. Nada. Osasuna buscó el balón. Tuvo el esférico en su poder, pero siempre muy lejos de un Oblak que no tuvo que trabajar demasiado. Su papel ya lo había hecho en la pena máxima y desde entonces, casi fue un un espectador de lujo.

Desde la zona donde Osasuna podía tocar el balón hasta los dominios del esloveno había dos líneas insuperables. Un mundo por recorrer en el que juntar más de dos pases sin encontrar una de las piernas de Gabi, Tiago, Godín o Giménez se antojaba imposible. Por las bandas los rojillos podían llegar hasta los últimos metros, pero sus centros morían en las cabezas de los centrales visitantes.

El Atlético jugaba su fútbol mientras que a los locales no le salía su plan B. Caparrós no dio entrada a Sergio Léon y sí a Riviere después de que Kodro peleara cada esférico, pero nada. El tiempo pasaba y el efecto del nuevo técnico de Osasuna se esfumaba de El Sadar.

Así, Carrasco mató el partido con un tanto en el último suspiro. Al belga no le hizo gracia que Simeone le relegara al banquillo y contestó con un tanto marca de la casa y con una celebración inexistente. El atacante colchonero sabe que es uno de los más destacados en el Atlético y, ni mucho menos, quiere pagar los platos rotos de las derrotas acumuladas en Anoeta y en el pasado derbi.

Finalmente, el Atlético demostró que ha vuelto a LaLiga. Su fútbol ha regresado y todo apunta a que Simeone dejará los experimentos para otros momentos. Ante Osasuna había que cerrar el grifo de las derrotas y así se hizo.


Pablo Egea (Marca.com)

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