martes, 29 de enero de 2008

Don José Eulogio Gárate

No es la primera vez que comparan a Fernando Torres con José Eulogio Gárate o con Van Basten. Algunos dicen que tiene un poco de ambos. Para los que no hayan conocido a Gárate, os mostramos unos relatos que pedimos a Señales de Humo, los cuales amablemente nos los ofrecieron.



Dichos textos, sin llegar a describir a Gárate como futbolista, dicen todo sobre él. El día que 'el caballero del fútbol' apareció en muletas en el Vicente Calderón, recibiendo el homenaje de su querida afición, obligado a retirarse debido a un hongo en su rodilla, los atléticos perdían algo más que a un jugador, perdían a un ejemplo del futbolista perfecto, tanto dentro como fuera de la cancha.

Destino Caballero

Por Jimboy - Señales de Humo
Lo recuerdo como si fuese hoy, quién diría que hace casi 30 años…
Había prisa. Mi padre me hacía ver la necesidad de acudir al Calderón el 1 de junio de 1977. "Ningún atlético que se precie podría faltar", me argumentaba, mientras que mis amigos esperaban para organizar el partido…

No habían transcurrido diez minutos y ya me encontraba acompañando a mi padre, en el asiento trasero de un Renault 12 TS azul metalizado (antes, los niños no iban delante)

Y no lograba entender por qué me pasaban a mí esas cosas, mientras que a Alberto le dejaban hacer lo que quería (incluso iba solo al campo). No paraba de pensar en ello y, cuando quise darme cuenta, estábamos aparcando cerquita del Campo.

De la mano de mi padre hice mi último intento. "Papá, es un partido amistoso y encima contra el Bilbao…"


Mi padre frunció el ceño y me dijo unas palabras que nunca olvidaré: "Hoy no vamos a ver un partido, hoy vamos a despedir a un Caballero"

Mi tío, algo enfermo, se nos unió después: "Se nos va Gárate, chaval. Se nos va y no podemos hacer nada…"

A mí me extrañaba tanta milonga. Un año antes se había marchado Adelardo (¡ése sí que era la leche!) y no se me obligó a nada. Acabábamos de ganar la liga y me salían con historias de que se nos iba Gárate…

Era el Aleti más "esplendoroso" de la historia del Club. La "casi", la Intercontinental, la Copa del 76, la liga del 77…

Éramos algo "vikingos" los chavales del Aleti en aquellos momentos. Los títulos iban por delante de los argumentos (más tarde aprenderíamos a golpes la poca importancia de los éxitos cuando uno tiene la suerte de notar la sangre rojiblanca inundando, regando su cuerpo de vida apasionada…) y éramos un GRANDE, eso nadie lo discutía.

En el estadio, sentado y con su "almohadilla escocesa" nos esperaba mi abuelo. Un hombre seco, no muy dado a efusiones; pero de esos que transmiten honestidad e integridad a raudales.

Me fui hacia él, a saludarle. Y no le hicieron falta dos segundos para darse cuenta de que "algo" me ocurría…

- "¡Es que íbamos a jugar un partido!, abuelo, y además yo llevaba el balón y…."

- "Pero es el homenaje de Gárate", me cortó bruscamente. "Hoy nadie puede faltar -(otro que se ha aprendido la milonga, pensé)-, aunque no sean atléticos. Hoy éste es el sitio de cualquiera que ame al fútbol. "

Eso me descolocó. Ya no era cuestión de ser del Aleti o no, se trataba de ser aficionado a un deporte por el que el tipo al que se homenajeaba había hecho tanto…

Cuéntame de Gárate, abuelo. ¿Fue mejor que Mendonça?

Los pequeños ojillos de mi abuelo se iluminaron. No solía sonreir; pero lo hizo en ese preciso instante. Como contento de que su nieto se interesase por su opinión.

Saltaban al campo, mientras, una mezcla de jugadores de la Real y el Bilbao. Por esas épocas no había una enemistad tan grande con los equipos vascos. Es más, era cierta simpatía (quién me diría el terror que iba a vivir con F/A en San Mamés unos años más tarde, o en Atocha…) que, en el caso del Athletic, se fundamentaba en nuestro origen y en la cantidad de grandes jugadores que habían llegado a nuestro Club procedentes de esa tierra.

En ese momento salió del túnel el "Ratón", con la cabellera al viento. Hablando con Rubén Cano (el "sustituto") y bromeando con Pereira… ¡AYALA! Grité con todas mis fuerzas, como intentando que me escuchase y se "solidarizase con mi problema"

Mira, ahí está Gárate, me dijo mi padre.

Un tipo espigado, con enormes dificultades para caminar. Se le notaba emocionado por ver el Calderón lleno y a la vez tenso por lo que se le "venía encima".

Mi abuelo se inclinó y puso la mano en mi hombro. "Don José Eulogio Gárate Ormaechea. El delantero más elegante que ha pisado campo alguno."

Sí, claro, pensaba yo. Pero a ver si le enseñan a hacer las bicicletas de mi ídolo Leivinha, o las carreras de Ayala con el balón pegado…

Como si me hubiese escuchado me espetó: Gárate es mucho más que eso. Hemos podido presumir durante años de tener en nuestro equipo a un Caballero. Alguien que no celebraba los goles por respeto al rival y que jamás fue expulsado de un campo de fútbol (se enfadó consigo mismo en ese momento), salvo el sinvergüenza madridista ese de Guruceta (añadió sin muchas ganas). Gárate significa lo más grande. Echaremos de menos el resto de nuestra historia a jugadores que aporten dignidad en el campo…

Se le denominaba "Ingeniero del área" porque no era habitual que los futbolistas fuesen gente preparada (que no solían tener estudios, vamos); pero D. José Eulogio sí. Estudiaba para ingeniero, además. Pero para mi abuelo era "ingeniero" porque desmenuzaba el área, porque comenzó a entender el fútbol táctico (no cabe ni la menor duda de que fue un adelantado a su tiempo) y ahí precisamente se basaba su éxito…

Cierto que tenía un espléndido regate, un no menos fabuloso remate de cabeza (normalmente picado) y que protegía el balón de forma muy correcta (excepto el que le robaron en la "casi" ). Sin embargo, Gárate veía el fútbol. Lo entendía perfectamente y de ahí su perfecta colocación.

Al final del partido se le ofreció el Trofeo como recuerdo. Mis palmas echaban humo, ya lo había comprendido, y mi abuelo no dejaba de mirarle, como queriendo grabar su imagen para siempre. Y lloró, con lágrimas secas, de hombre duro. Lloró por lo que perdía no ya el Aleti, sino su nieto, sus hijos, el mundo… Lo sentía no por él, sino por lo que no verían los demás.

Poco tiempo después mi abuelo abandonó "otra liga". No podría afirmarlo; pero es factible que sintiese que los suyos se marchaban

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'Jo, Gárate no juega'

Por Fran Omega - Señales de Humo
Hace poco más de un año, tuve el placer de leer, en otro lugar, el clásico de Jimboy. Me emocionó, como no puede ser de otra forma, y me provocó una especie de "contestación" en aquel foro, que reproduzco a continuación; por si sirviera de algo ... aunque recalcando que La semblanza por antonomasia es el "Destino de Caballero" de Jimboy. Un abrazo.

La historia de cada uno es la que es y, por mucho que se quiera, no se puede cambiar.

Por eso aquel niño, nacido y criado a menos de un kilómetro de un Estadio muy grande y muy feo en el que jugaban unos tíos vestidos todos de blanco nuclear, como con esa camiseta y esos calzoncillos que a él le ponían por debajo para ir al cole, ni podía explicar por qué era del Atleti.

Pero lo era, desde que tenía uso de razón y, por eso, lamentaba en su fuero interno (porque en el externo no podía, ¡¡cómo iba a ser tan desagradecido!!) que los Reyes hubiesen sido tan despistados como para dejarle aquellas entradas, que significarían la primera visita a un campo de fútbol de su vida, para ver junto a sus padres (que sabían tanto de fútbol como si acabasen de venir de la Luna) un Real Madrid-Granada. ¡Él había pedido unas entradas para el fútbol!. ¿Cómo iba a suponer que tenía que decirles a los Reyes, que lo saben todo, que él era del Atleti?.

Durante toda su vida lamentaría que su debut futbolístico fuese ése, y que incluso su traicionera memoria le obligase a recordar que terminaron 1-0, que el gol lo marcó Amancio, que el público se desesperó mucho con un portero que se llamaba Izcoa, y que ni siquiera fue un consuelo que el contrario fuese de rojiblanco, porque además de ser bastante malos, llevaban las rayas al revés, como si fuesen presidiarios.

Por eso, cuando varios meses después iba en la parte de atrás del coche del padre de su amigo Manuel; le parecía imposible que, por fin, iba a conocer el Vicente Calderón.

Era estupendo ser del Atleti en aquella época. Ni siquiera se ha inventado eso del "pupas" y, desde que podía recordar, se había puesto muy contento con la Liga del 70, la Copa del 72, la Liga del 73 y, aunque en el 74 se había puesto muy triste, cuando aquél alemán narigudo, llamado Schuarzen-nosequé, le había metido aquel gol a Reina que nos dejó sin Copa de Europa; enseguida ganaron la Intercontinental y encima aquella Temporada, la 1.975-76, habían fichado a dos brasileños cojonudos, Leivinha y Pereira, con los que seguro que iban a ganarlo todo.

¡Iba a ver al Atleti!. ¡Por fin!. A Leivinha y a Pereira, pero también a los argentinos Heredia y Ayala. Les había tenido a los cuatro en cromos, en la colección del Mundial'74. Y ahora eran del Atleti, ¡toma!. Y también tenía unos españoles estupendos: Reina, Melo, Marcelino, Capón, Alberto, Adelardo, aquel tío tan alto, tan delgado y tan feo que le hacía tanta gracia y se llamaba Eusebio ... ¡Un equipo fenomenal!.

Pero él, realmente, a quien quería ver de verdad, era a Gárate. Le había visto jugar muchas veces en la tele; con el Atleti, con la Selección ... y él sólo tenía once años y no sabía de tácticas, ni de cracks, ni de nada de eso; pero había algo en ese jugador que era distinto. Años después sabría que a aquello se le llamaba "técnica", "clase", "elegancia" ... pero entonces sólo sabía que, cuando él regateaba, no era como cuando regateaba otro cualquiera. Ni siquiera Leivinha. No podía explicar por qué era bonito verle hasta cuando se lanzaba en plancha boca abajo y sobre el barro. Había visto a Benito, ese animal de bellotas que tenía el Real Madrid en la defensa, hacer entradas brutales a todos los delanteros y ... sin embargo, cuando tenía a Gárate enfrente, jamás le daba patadas.

Sabía que no era lo mismo pero, para aquel niño, y curiosamente también para este niño que escribe ahora, era como si Gárate estuviese recubierto de esas sombras iluminadas con las que dibujaban a los ángeles en los libros.

Así que cuando llegó al Estadio, buscó desesperadamente a Gárate en el campo, ese campo que le pareció tan verde, más verde y más intenso que nunca, entre los jugadores del Atleti, que estaban calentando.

Y no le veía. Iba mirando uno por uno (ese es Leivinha, ese Pereira, ese ... ese ... ah, no, Benegas, es Benegas ...) y Gárate no estaba. Contó a los que llevaban pantalón corto, y eran once ... ¡¡¿¿dónde se había metido Gárate??!!. "Ni idea", contestó su amigo. "Lesionado", contestó su padre. "¿Cómo que lesionado?" . "Pues como siempre, hijo, como siempre" -repuso el señor- "¿O es que tú no sabes que el Ingeniero del Area tiene las rodillas de vidrio?".

Al llegar a casa, le preguntaron con mucho entusiasmo: "¿Qué tal el partido?". Y el niño apenas contestó: "Jo, no ha jugado Gárate". Luego ya sí, ya contó lo verde que era el campo, lo lleno que estaba el Estadio, lo buenísimo que era el Atleti, que le habían ganado 2-0 al Zaragoza ... ¡pero es que no había jugado Gárate!.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Debido a mi edad he visto jugar a Garate (eso si por TV). Sin duda en la actualidad seria tan buen delantero centro como lo gue en su tiempo. Es, mi jugador favorito del atleti. Aunque por supuesto Torres es algo especial. Le echamos mucho de menos.

de tapadillo dijo...

Hablamos del Atleti, del Liverpool, de la Selección... Lo próximo será dedicar una entrada a Van Basten. Lo mejor del blog es que aquí tiene entrada todo; y al mezclar tantos ingredientes, hay mucha creatividad y buenas ideas.

Tampoco conocí a Gárate, y apenas he visto nada de él, pero sé que es el 9 mítico del Atleti. Todos considerábamos a Torres como su sucesor; y creo que tendrá que pasar mucho tiempo para que surja otro delantero capaz de apropiarse de ese modo del 9 rojiblanco. Además, tenían en común esa elegancia y esa visión de juego. Los atléticos conocíamos la primera, pero dudábamos de la segunda. Algunos le acusaban de ser un cabra loca, todo piernas y nada cerebro; de aportar lucha y corazón, pero nada de técnica y cabeza... Y resulta que uno de los rasgos que más le alaban los ingleses, es la inteligencia: saber leer los partidos, encontrar espacios difíciles de ver, crear ocasiones, estar siempre bien colocado...

En los foros atléticos se comenta que el último homenaje a un jugador que recuerdan, es precisamente el de Gárate (bueno, recuerdo que cuando Aguilera se retiró, en el 2005, le dedicaron un partido de despedida, y le entregaron una condecoración de diamantes). Desde entonces, es como si una maldición hubiera condenado al Atlético a no ver salir a ninguno de sus jugadores por la puerta grande. ¿Habéis leido la entrada de Kiko esta semana, en el blog de Matallanas? Allí defiende la profesionalidad de Pablo, frente a los que le acusaban de meter la pata a propósito en el derbi, por sus simpatías por el Madrid. Pero el final es tristísimo. Hay una amargura que le parece venir muy de dentro: Hay que dejar claro que los jugadores no tienen por contrato amar o besar un escudo. La gran equivocación que rodea al fútbol pasa porque la mayoría miden el compromiso con unos colores por los goles o grandes jugadas. ¿Acaso el Kun tiene un balón firmado por Leivinha, Forlán llevaba de chico la camisa de Ratón Ayala o Luis Fabiano tenía una foto de Pintinho en su mesita de noche? Yo conocí gente que salió de su club por la puerta grande y meses atrás había estado negociando una rápida salida. Y otros que fueron el buque insignia de su equipo y luego les dieron la patada. Es muy bonito ir de romántico, pero en el fútbol actual me quedo con las exigencias de profesionalidad y honradez. Lo demás es pura hipocresía

Lukács dijo...

Yo si que ví jugar a Gárate (y a los demás mitos), creo que por primera vez en la temporada 68-69 (la del año que le ganaron la liga al Bilbao). A mí, Torres no me recuerda nada a él. Gárate no era ni alto ni potente, pero disponía de una gran técnica con ambas piernas, sobre todo la derecha. Bajaba a por el balón al centro del campo y participaba en la elaboración desde allí. Era muy rápido, muy dinámico, sabía regatear, sabía colocarse etc. Y no necesitaba una tropa de centrocampistas bulldozers que le lanzasen pases a la espalda de la defensa. Gárate (ni ninguno de los otros) lo primero que no era, es ser un oportunista. En aquella época el futbol era menos físico y había más espacios que ahora. Ni se jugaba al fuera de juego, ni era necesario abrir espacios con falsos movimeintos de los delanteros (esto ha sido copiado del baloncesto. Aquel Atlético era ante todo un equipo de jugadores muy generosos entre ellos, que jugaron juntos durante una generación, y además extremadamente ofensivo de apoyos múltiples, que casi siempre atacaba y además lo hacía con seis o con siete cada vez, y que casi siempre afrontaba los partidos para tener el control del balón desde el inicio. Aunque Luis ha dicho a veces lo contrario, no es cierto que aquel Atlético jugase al contragolpe, desde luego, no en la liga española. Yo recuerdo emplear muy escasamente aquella táctica, únicamente con equipos (europeos) físicamente más poderosos del tipo Celtic Glasgow etc. Realmente Irureta actuaba como un segundo delantero centro, y los centrocampistas (Luis, Adelardo, Salcedo, Alberto)jugaban muy adelantados. El único jugador relativamente más circunscrito era Ufarte que era un extremo puro, que aunque era diestro, muchas veces desde que Collar se retiró, conducía el balón desde la banda izquierda. Además, los laterales tanto Melo, como Calleja tenían bastante buena técnica y hacían apoyos en el centro del campo, al modo que hoy los hace Capdevilla en la selección. Realmente los únicos jugadores estáticos eran el central Martínez Jayo (a veces Ovejero) y el medio defensivo (Iglesias o Eusebio, y más adelante Benegas) que generalmente era el que marcaba al contrario más peligroso. En aquella época el modelo de los equipos poderosos era el Brasil de Pelé: muchísima técnica, no parar de correr, pases cortos al pie, subir todos juntos elaborando, y atacar con siete.

Red dijo...

GRACIAS, Lukács.