jueves, 29 de mayo de 2008

La tragedia de Heysel

Hoy se cumplen 23 años de la tragedia del estadio Heysel de Bruselas. 42 tifosi perdieron la vida en la Final de la Copa de Europa de 1985. The Kid Torres, en sus historias humanas, ha conseguido un relato estremecedor de primera mano. James Carrió, blogger de TKT estuvo allí, entre los hooligans, y nos cuenta lo que él vivió esos días, sus sensaciones... su dolor.


QUE NO VUELVA A SUCEDER


Por James Carrió
Justo un año antes de la tragedia se jugó la final en el Estadio Olímpico de Roma. Era el 30/5/1894. La Roma y el Liverpool empataron 1-1 y el Liverpool ganó la final en la tanda de penaltis, aunque en las gradas del estado había miles de supporters del Liverpool, en un estadio como el Olímpico éramos minoría, así que al terminar el partido la faena fue nuestra para poder salir sanos y salvos de estadio. La refriega fue de las que hacen época, los ultras de la roma no supieron encajar la derrota de su equipo y la tomaron con nosotros, lo que pasa es que por aquella época los hooligans del Liverpool eran considerados los mas violentos de toda Inglaterra, no les importaba nada y cualquier marca de pelea en el cuerpo era motivo de orgullo para ellos. Se repartió a diestro y siniestro, no se miraba a quien, aquel día recibieron hombres, niños, abuelos... recuerdo una imagen de una familia entera apaleada al intentar esconderse en su coche. Le arrancaron las puertas, el padre salió despedido en medio de la calzada de un puntapié, la mujer al primer golpe ya quedó sin sentido y el hijo se intentaba proteger de los golpes que recibía. No se escapó nadie.

La policía italiana culpaba a la afición del Liverpool de provocar aquellos disturbios. La verdad es que ellos empezaron y nosotros lo acabamos. El gobierno italiano dijo pestes de nosotros (que si éramos una raza para civilizar, que si éramos unos alcohólicos) y de todos los ingleses en general. ¿Qué teníamos que hacer, dejar que nos mataran? Fue en defensa propia. Evidentemente que no tenía que haber pasado nada, pero a un hooligan con muchas pintas en el cuerpo si le tiras un mechero es como si lo tiras en un gasolinera, lo más normal es que explote.

El regreso a casa fue entre la alegría de la victoria y la sed de venganza, y eso fue el preludio de lo que vendría.

Por aquella época, Liverpool como ciudad, era una ciudad que las pasaba muy mal. Margaret Thatcher, la Dama de Hierro como se le conocía, ya se había encargado de destrozar todo lo que pudo. Cerró los astilleros de Albert Dock y dejó sin trabajo a miles de personas. Una ciudad de cerca de 1.000.000 de habitantes pasó a medio millón. Supongo que el origen irlandés de muchos de ellos influyó en la manía persecutoria que hubo desde Londres. Como decía Michael Robinson en una entrevista, en Liverpool es la única ciudad que he visto cómo un niño mordía a un perro de hambre y no al revés. Cuánta razón llevan esas palabras y el fútbol era nuestra válvula de escape.

Volviendo al futbol, por su lado, la Juve de Platini se proclamaba campeón de la Recopa, lo cual provocaba un nuevo enfrentamiento anglo/italiano en la Supercopa de Europa. Entonces se celebraba a doble partido, primero se jugó en el Comunale y luego en Anfield. La prensa inglesa y más concretamente la de Liverpool, se encargó de calentar el ambiente hasta un nivel insospechado a consecuencia de los incidentes de Roma. La portada de los diarios mostraba la palabra vendetta, para motivar a la afición, sin calibrar las consecuencias que traería aquella palabra. El partido de ida se disputo el 15/1/85 en Turin y gano la juve 2-0. El partido de vuelta nunca se llegó a disputar al no encontrar fechas el Liverpool para celebrar dicho partido. La UEFA dio campeón a la Juve, y más leña al fuego.

Las semanas pasan entre cruces de declaraciones (y ninguna buena) entre la prensa de los dos países. Ni qué decir que la afición deseaba con locura la llegada del día de la final, a primeros de mayo. Ya preparábamos el viaje a Bruselas con grandes deseos de reconquista, como cuando te roban algo y sabes quién ha sido, y te lo montas para recuperarlo. A nosotros nos habían robado la dignidad y el honor y eso eran palabras mayores por aquel entonces. ¿Cuántos seríamos en Heysel? Muchos; todos los que pudiéramos.

LA FATÍDICA TARDE
La tarde del 24 de mayo partimos rumbo a Bruselas con la la intención de ganar la 5ª Copa de Europa y saldar una deuda que venía desde el enfrentamiento con la Roma.

Unos cuantos volaron directos desde Liverpool a Bruselas, otros fueron en coche. Los más violentos se las ingeniaron para no ser pillados en las aduanas y se cruzaron varios países para pasar desapercibidos, ya que había ordenes estrictas de no dejar que fueran los más conflictivos.

Unos llegamos el dia 24, otros el 25, otros el 26 y así hasta los que llegaron el mismo día del partido, a las 11 de la mañana.

Los que llegaron el primer día eran los que tenían que pasar las noticias de cómo estaba la situación para los demás. Parecía el servicio secreto de la peña. Una vez instalados en el hotel, salimos a dar una vuelta por la ciudad. Había que encontrar entradas para bastante gente, ya que nos avisaron de que a la mañana siguiente se abrirían las taquillas del estadio, y asi que el sábado por la mañana a primera hora estábamos delante de las taquillas para poder comprar entradas. Compramos todas las que necesitamos, cerca de 300, que eran las que nos hacían falta, sin contar el resto de gente de Liverpool que no venían con nosotros, que fueron muchos más. El sector del estadio al que pertenecían las entradas era la zona Z, lugar en un principio destinado para la gente de Bruselas y que luego no vendieron. Por otra parte, empezaban a llegar los tiffosis con las misma intenciones ¿resultado? Todos a la zona Z. Yo por aquel entonces ya comenté que eso traería problemas. Italianos e ingleses en la misma jaula y sin cordón policial... ¡uf qué miedo!

Una vez conseguidas las entradas nos disponíamos a disfrutar de los días que íbamos a estar ahí. Cómo no, la cerveza fue la estrella invitada de la fiesta, y entre canción y canción, corrían litros y litros como el que no quiere la cosa. Llegó un momento que ya perdí la cuenta, y beber mucho trae consecuencias ¿verdad?

Bruselas era una ciudad pacifica, hospitalaria, en los ojos de sus ciudadanos se podía ver el miedo que provocaba nuestra presencia. Nuestra fama de hooligans transmitía desconfianza, y cuánta razón tenían.

Nuestro lugar de encuentro fue la famosa Grand Place, considerada por los belgas la plaza más bonita del mundo. Nosotros ya no encargamos de que pareciera todo lo contrario. Los primeros enfrentamientos con los ultras de la Juve no tardaron en producirse. El problema era que la policía no estaba acostumbrada a esto, y no destinó a muchos agentes, y eso que estaban avisados por la policía británica para la ocasión, pero sólo aparecieron cuando la tragedia era un hecho.

Muchos comercios decidieron cerrar por temor a incidentes. Los que no cerraron se arrepintieron de no haberlo echo. A todo esto, la prensa de los dos países seguían dándose leña a través de los periódicos. Mientras, ajenos a todo, los equipos preparaban la final con grandes esperanzas de éxito para la Juve. Era su primera final, para nosotros era la quinta, y todo pintaba que ganaríamos. Nuestros chicos no podían fallarnos (al final la que fallo fue la afición)

Los incidentes iban creciendo en intensidad y la policía seguía sin poner remedio. Dos restaurantes con terraza quedaron literalmente destrozados por las peleas. No quedó ni una botella de pie. Llegaron las primeras detenciones por ambas partes. Nosotros salimos indemnes, no detuvieron a ninguno de nuestro grupo, y eso que ya éramos cerca de 200 y aún faltaba gente por llegar, sobre todo los cabecillas. Llegaron los primeros saqueos a tiendas y destrozos en comercios. La gente se llevaba las cosas sin pagar, y los de las tiendas, por miedo a que les hicieran daño, no decían nada. Recuerdo que en una tienda de alimentación se llevaron hasta la caja registradora. Impresionante ver cómo la gente era incapaz de reaccionar sólo por miedo. La degradación llegó a tal extremo que corrió el rumor de que se consumaron varias violaciones.

El daño ya estaba hecho, y la imagen del Liverpool ni te cuento... La verdad es que en ese momento ya me empezó a gustar muy poco lo que mis ojos estaban viendo, pero ¿cómo podíamos parar aquello? Éramos muchos y aunque la mayoría se comportaban más o menos bien, también eran muchos los que sabían a lo que iban. Era su forma de vida, una vida dura que se forjó en las calles de Liverpool en los años 70 y 80, pero lo que estaba ocurriendo esos días en Bruselas se salía de las normas, pero muchos ya estaban descontrolados. El alcohol hacía estragos en más de un hígado y vi varios comas etílicos.

Las noches de Bruselas se convirtieron en la caza del red por parte de los ultras italianos. La policía belga empezó a darse cuenta del cariz que estaban tomando las cosas y desplegó un buen número de agentes para poder controlar la situación, pero ya era demasiado tarde. Unos de los reds había sido apuñalado en los alrededores de la catedral de Saint Michel, quedando gravemente herido. La voz corrió como la pólvora y se produjeron diferentes enfrentamientos durante toda la noche entre las dos aficiones.

El día empezaba a levantarse en Bruselas y las secuelas de la noche se podían observar en muchos lugares de la ciudad. A mí me dolía todo. Entre la resaca, el sueño y los golpes, estaba para que me ingresaran, pero con apenas dos horas de sueño y una ducha fría volvíamos a estar preparados. Había llegado el gran día después de tanto tiempo esperándolo. Aquí estaba el 29 de mayo de 1985.

A estas alturas, la UEFA ya había declarado como la peor afición del momento al Liverpool ¿os suena de algo? ........ Cierto, Atenas. Lo mismo que dijeron 22 años atrás lo volvieron a decir en 2007 después de la final.

Después de un rápido desayuno volvimos a lo nuestro, a engullir cerveza y más cerveza y a cantar nuestras canciones. El mismo día del partido llegó la gran invasión final de las dos aficiones. En total 60.000 aficionados, 30.000 eran del Liverpool de los cuales 1000 eran hooligans potencialmente peligrosos como he comentado antes. La del Liverpool era la peor afición de Inglaterra. Ahora ese honor lo tiene el Millwall en Londres, pero yo ya noté una gran diferencia entre las dos aficiones. Mientras la nuestra era mayoritariamente experta en mil batallas, los italianos venían muchas familias enteras. Algo no cuadraba. De golpe me acordé del día que fuimos a comprar las entradas. Mientras nosotros las compramos solos, ellos las compraban en grupos, y había niños, mujeres y personas de todas las edades.

El día transcurrió con bastante tranquilidad después de lo vivido los días anteriores. La policía ante tanta avalancha de gente estuvo más atenta, pero lo que olvidó fue la seguridad del estadio. Pensó que dentro de Heysel la cosa ya estaba controlada. ¡Qué gran error, Dios mío! Luego se demostró que no fue así.

A media tarde, sobre las 18:00, entrábamos al estadio Heysel, un estadio que a mí de entrada no me gustaba. Eso de la pista de atletismo no era santo de mi devoción, pues creo que la fuerza de la afición se perdía bastante. Echaba de menos un estadio como el de Wembley. Las gradas se fueron poblando, y lo que me llamó mucho la atención fue el poco control que había a la hora de entrar. Ni nos registraron. Hubo gente que pasaron sin ningún tipo de problema cajas enteras de cerveza, incluso un aficionado red le metió un zambombazo a un guadia y le arrebató el arma. Luego le perdimos de vista y ya no sé qué pasó con él.

El estadio iba cogiendo esa hermosa estampa cuando hay tantas bufandas y banderas al viento y con el inevitable sonido de cientos de bocinas que tronaban en el cielo de Bruselas. Todo iba más o menos normal, sólo había un problema, estábamos todos juntos en la zona z.


Cuando empezaron los incidentes recuerdo que faltaba más o menos una hora y poco, el partido debía comenzar a las 20.15 horas. Nosotros estábamos en las primeras filas, detrás de la portería donde habían desplegado la bandera. En aquella época en los fondos no habían asientos y vimos que por las filas de arriba la gente se movía con mucha rapidez. Llegó la primera avalancha. Caía de todo, pero sobre todo latas de cerveza vacías y llenas. También piedras que se introdujeron desde la calle.


En un primer intento los italianos aguantaron bien el empuje, pero a la segunda, al intento por parte inglesa de invadir su zona, recularon de tal manera hasta quedar atrapados entre el muro y la valla que daba al campo de juego.


Yo veía atónico lo que ocurría desde mi posición. Me quedé clavado mirando mientras otros reían y se jadeaban de lo que estaba ocurriendo. La final acababa de morir sin haber empezado. Los gritos de dolor y de sufrimiento retumbaron en mi cabeza durante mucho tiempo y lo que no se me olvidará jamás fue la mirada de un niño que no pasaba de los 12 años mientras su vida se iba apagando, atrapado desde el pecho para abajo entre la multitud. A mí la borrachera se me pasó de golpe.


Empezó a saltar gente al campo que huía de la masacre como podía, pisándose unos a otros y ayudados por terceras personas que ya habían podido saltar a la pista de atletismo. La policía formó un triple cordón entre los italianos y los ingleses. Entonces el enfrentamiento tomó como objetivo a la policía que separaba a ambas aficiones. La noticia corrió como reguero de pólvora. Las televisiones retransmitían la imágenes de la tragedia. Los capitanes de los dos equipos intentaron mediar con sus respectivas aficiones leyendo un comunicado.


Recuerdo que en el otro fondo estaban los ultras de la Juve, con gran sed de venganza. Hasta saltó un ultra armado y disparando, lo que pasa es que se le encasquilló y no pudo disparar, mientras otro le estampaba una madera en la cabeza a un periodista que tuvo que ser rescatado por la policía ( esto lo vi después por la televisión ya que desde mi posición era imposible verlo en directo). Intentaron atravesar el estadio hasta llegar a nuestra posición, pero la policía lo impidió. Había entonces hasta policía a caballo. Entraron muchas ambulancias que iban retirando los heridos que se contaban por centenares, y también los cuerpos sin vida de los 34 aficionados italianos. También fallecieron dos belgas, dos franceses y un inglés, que quedaron posicionados en un patio, justo al lado donde se podían ver los cuerpos.


Desde el campo, lo que tenía que ser una fiesta del fútbol acabó siendo una pesadilla y todo se consumó en pocos minutos. Las luces de las sirenas resplandecían en la noche con gran potencia. Hubo detenidos, no muchos, y si no recuerdo mal, después de un juicio acabaron en prisión por poco tiempo. Recuerdo el caso de uno en concreto, que después de cumplir la pena, acabó haciéndose sacerdote. Como es lógico nunca más volvió a pisar un estadio de fútbol, hasta que lo rescataron para hacer un reportaje en el 20 aniversario de la tragedia, con motivo del enfrentamiento en el 2005 contra la Juve.

Ni qué decir que para muchos de nosotros el partido pasó a un segundo plano en un abrir y cerrar de ojos. Habíamos acabado con todo lo que significaba la palabra fútbol. Recuerdo la sensación tan extraña con la que vivimos aquel partido, un partido que para mí nunca debió disputarse, pero a ver quién era el guapo que lo suspendía. Sólo la televisión alemana retiró la señal y no dio el partido. El resto siguió dando la retransmisión igualmente. El partido se jugó con una hora y media de retraso y acabó como acabó, con victoria italiana por 1-0, gol de Platini de penalti, un penalti que nunca existió porque la falta se produjo fuera del área. Estaba escrito que la Juve debía ganar aquella final por todo lo que significaba. Si después de perder 34 compatriotas también pierden el partido no sé lo que hubiera ocurrido.

Mucha gente fue detenida en casa después de revisar una y otra vez las cintas de vídeo, y trasladados a Bruselas para someterlos a juicio. El regreso a casa fue todo un funeral, la gente era incapaz de decir dos palabras seguidas. La prensa mundial se hizo eco de la noticia y salía en la portada de todos los periódicos. Las sanciones no se hicieron esperar. Todos los equipos ingleses 5 años fuera de Europa y al Liverpool 10. Después se redujo a 6 años. Y una última cosa; a algún descerebrado no se le ocurrió otra cosa que hacer camisetas que rezaban ‘Liverpool 39 - Juventus 1’ (sin comentarios).

Una vez pasada la tragedia, la prensa reconoció que no estuvo a la altura en los meses anteriores a la final. A buenas horas mangas verdes. Ni qué decir que muchos de los que vivimos la tragedia de cerca no volvimos a pisar un estadio de fútbol durante mucho tiempo. Al año siguiente, en el enfrentamiento entre el Barça y la Juve, los Boixos Nois desplegaron una pancarta donde daban las gracias al Liverpool por lo acontecido en Heysel (impresentables).

Heysel, un estadio que cerró sus puertas para siempre, fue derrumbado, y sobre sus cenizas se levantó otro nuevo que lleva el nombre de Rey Balduino. Eso marcó mucho el futuro que le esperaba a nuestro club. Se asomaban tiempos difíciles por Anfield. Hubo un antes y un después de Heysel. En diciembre de 1989 nacía mi hijo, otro año marcado por la desgracia en Anfield. Hoy en día tiene 18 años, y con él volvieron las ganas de regresar a un estadio. Ha crecido rodeado de un ambiente 100 x 100 red, pero siempre le he enseñado los valores sanos de nuestro club, le he explicado mis vivencias, y sobre todo le he enseñado que lo importante es disfrutar y no pelearse. A nuestra generación le marcó mucho aquel episodio. El 90% de ellos hoy en día son padres y van a Anfield con la ilusión de ver disfrutar a sus hijos con el equipo y no a pelearse, como se hacía antiguamente. No hay que dejar de tomar nuestras pintas, como siempre hemos hecho, pero sí que hay que dejar la violencia a un lado.

El deporte tiene que unir, no separar. Cuando en 2005 hubo un enfrentamiento con la Juve, pensé “qué mejor oportunidad para cerrar esa vieja herida”. Otra cosa fue que los italianos lo aceptasen. Eso no ocurrió ni ocurrirá jamás y lo entiendo perfectamente. Los hooligans del Liverpool les arrebataron la vida y eso no se puede olvidar. Si hubiera ocurrido al revés, yo jamás les hubiera perdonado.



P.D.. Relatar esto me ha costado mucho y más de una lágrima, pues no es nada agradable recordar aquel episodio de nuestra historia. Luis tenia interés en saber qué ocurrió aquella tarde y yo se lo he contado. Que esto sirva a todos aquellos que les gustan las peleas por el simple hecho de llevar una camiseta de distinto color, y que piensen que lo que ocurrió aquella primavera de 1985 en Heysel no tenía que haber ocurrido jamás, y que sólo ha traído dolor y sufrimiento a muchas familias de los dos bandos, quedando marcadas para el resto de los días.



Y.N.W.A.

James Carrió.
Kind Regards.
Liverpool (Merseyside).
United Kingdom.


Prohibida la reproducción total o parcial de este relato sin permiso de su autor.

19 comentarios:

tgdor_ dijo...

IMpresionante...me he quedado helado. ENorme...

Anónimo dijo...

No hay palabras!!!!!!

Loren dijo...

Yo recuerdo aquellas imágenes de televisión. Eran espeluznantes. Supongo que vivirlo y verlo a tu lado ocasionaría sentimientos difíciles de describir. Lo peor de todo es que murieron personas que no eran ultras, que habían ido a disfrutar de su equipo, que no se habían desplazado a ninguna guerra.
Yo voy cada quince días al fútbol con mi hijo, para nosotros es un escape de lo cotidiano, un momento en el que disfrutamos los dos de algo que amamos, yo no sería capaz de perdonar a alguien que me robara, ya no la vida, sino tan solo esos momentos.

juan dijo...

Gracias James por compartir esto con nosotros.

El que olvida su Historia está condenado a repetirla.

de tapadillo dijo...

Escalofriante. Por entonces no tendría ni tres años, y me cuesta entender porqué tanta violencia. Tuvieron que pasar tragedias como ésta, o la de Aitor Zabaleta (creo que así se llamaba el muchacho, Red lo sabrá mejor que yo), para que el fútbol se civilizase un poco. Y aún así, la prensa deportiva creo a veces que no ha aprendido nada...

Si sirve de consuelo, el Liverpool le dio una pequeña alegría a algunos seguidores de la Juve este año. Parecida a la que la Roma les dio a los atléticos:

http://uk.youtube.com/watch?v=4Iej_3Y9IyA&feature=related

Luis JFT96 dijo...

Como inductor de este relato me siento un poco responsable de él. En su día ya le agradecí a James que me abriera su corazón para contarme qué y porqué sucedió lo que nunca debió suceder, y hoy se lo vuelvo a agradecer, no es fácil reencontrarse con sentimientos tan dolorosos, pero es necesario para abrir los ojos a los que hoy en día se escudan en el fútbol para dar salida a su violencia.

Los 39 de Heysel siempre estarán en nuestra memoria. Pedimos perdón a todos los juventinos y les ofrecemos nuestra amistad, no tenemos nada mas.

YNWA

Anónimo dijo...

Luis tu responsabe? ¿de que?

Mostrar interes por la historia del club sea buena ó mala dice mucho de ti, hay muchos que le giraron la espalda a la historia y no quieren saber nada, solo como dice Juan, el que olvida la historia esta condenado a repetirla,

Tranquilo Luis seguro que yo en tu lugar hubiera echo lo mismo o sea preguntar.

JAMES

Anónimo dijo...

Pedir que no se vuelva a repetir... Enorme el relato de James. Un saludo.

Anónimo dijo...

Pedir que no se vuelva a repetir... Enorme el relato de James. Un saludo.

Luis JFT96 dijo...

James, pues eso, que fui yo el que te pregunté en su momento, así que fui el que te obligó a recordar, .... soy responsable en ese sentido.

Anónimo dijo...

Aceptar los errores y superarlos es lo que hace grandes a las personas y clubs , en este sentido el Liverpool ha superado esto (aunque nunca olvidado)
gracias James por compartir tu historia.

Anónimo dijo...

muy dura esa historia..q tragedia...no entiendo como hicieron para jugar ese partido...encima de los muertos...q mal....ojala no se repita nunca mas...aunque eso en este mundo es como una utopia...en colombia las cosas no nadan muy bien en este aspecto muchos muertos por camisetas...la vida es mucho mas.
saludos juan

Jorge-George Olmos dijo...

Solo puedo decir Gracias por contarlo
Me he quedado sin palabras
Gracias James,no se que mas decir

Fernando Torres dijo...

Hacía mucho tiempo que no leía un relato así. Gracias James por ser capaz de escribiro para todos nosotros.
Soy lector habitual del Blog de Juan "liverpoolmadrid". Intentaré sacar tiempo tb para leer "tkt"
Gracias.
Fernando Torres.

gallagher dijo...

Me han venido mucho recuerdos de infancia pero sobran las palabras...gallina de piel una y otra vez.

Marta Lucía Sierra Parra dijo...

Hola Fernando,
he leído el reportaje de James Carrió sobre la tragedia en el estadio Heysel, en 1985, y es muy impresionante su narracción, además de que es una historia que me interesa para una investigación que estoy haciendo...
Te contacto porque no he logrado obtener imágenes de lo sucedido y quisiera saber si las imágenes que usó James en su artículo son de libre de uso o debo solicitar un permiso al alguien...
Gracias
Marta

Leslie dijo...

No sabia de esto hasta hoy. Que tetrico acontecimiento.No mas violencia NUNCA MAS

Anónimo dijo...

Que dia tan terrible para todos los que amamos el futbol y mas para los familiares y amigos de las victimas,me llamo la atencion cuando haces referancia a los "boixos nois", que hinchan para mi Barca espero que este tipo de pseudoaficionados sean desterrados del futbol para siempre.

Anónimo dijo...

Historia del puto futbol,para mal por supuesto.